En una carta dirigida al CNE, un grupo de disidentes de la Colombia Humana anuncia su salida de la colectividad fundada por Gustavo Petro, alegando corrupción interna y la pérdida de su esencia política.
Un grupo de 18 miembros de la Colombia Humana, el partido fundado por el presidente Gustavo Petro, decidió renunciar a la colectividad en una acción que ha causado revuelo en el ámbito político. En una carta dirigida al Consejo Nacional Electoral (CNE), los disidentes expresan su descontento con el rumbo que ha tomado el partido, argumentando que este ha dejado de representar los valores que inicialmente lo inspiraron y criticando lo que califican como una «toma hostil» de la dirección.
La carta, firmada por líderes como Elda Sorel Restrepo, Jaime Arzayus y Luis Eduardo Malagón Vélez, entre otros, es contundente en su diagnóstico: el partido ha perdido el norte y se ha convertido en un «remedo de organización política». Según los firmantes, Colombia Humana ha pasado a ser un aparato anacrónico y poco eficiente, incapaz de enfrentar los desafíos actuales y vulnerable ante lo que describen como «jugadas golpistas de la derecha» a través de organismos «politizados y corruptos», como el CNE. «El pensamiento de un líder latinoamericano progresista… no puede ser que termine preso del remedo de organización política que es hoy Colombia Humana», se lee en uno de los pasajes de la misiva.
Los renunciantes, entre quienes se encuentran figuras como Guillermo Gonzáles Arias, David Alexander Uribe, Luz María Hernández Jiménez y Carlos Alberto Mora, sostienen que su salida es, en parte, una acción para rescatar el pensamiento y la esencia política del presidente Gustavo Petro. Señalan que, tras las elecciones de 2018, cuando Petro obtuvo una curul en el Senado gracias al Estatuto de Oposición, el partido ha sido tomado por sectores que responden a intereses pequeños y que han desvirtuado el proyecto original. «Es imposible quedarnos en este proyecto… este sueño político no puede estar a la sombra de intereses minúsculos», indican en la carta.
Además, el grupo critica fuertemente la falta de coherencia en el comportamiento de algunos de sus antiguos compañeros. «Este es un debate por la dignidad, por el respeto a la democracia que tanto pregonaron», enfatizan, denunciando que muchos de los valores que inicialmente defendía el partido han sido abandonados. Entre los firmantes de la carta figuran también Javier Eduardo García Felizolla, César Andrés Barros, René Venegas González, Eivar Yair Rodríguez, entre otros.
Los miembros que renuncian aseguran que su lucha sigue adelante y que continuarán defendiendo un debate profundo tanto político como ético. “Hemos dado y seguiremos haciendo el debate que es de profundo contenido político y ético… es un duro y difícil debate”, declaran en el documento, aludiendo a las dificultades que enfrentan al interior del partido por exigir comportamientos coherentes con el mandato popular. Para ellos, su salida es una medida necesaria para no verse envueltos en una organización que, en su opinión, ha traicionado a las bases populares que la fundaron y ha olvidado la solidaridad hacia el pueblo colombiano, que sigue sufriendo «el rigor de una vida empobrecida y sin esperanza».
Los 18 miembros de la Colombia Humana anunciaron también que están en proceso de conformar un nuevo partido político con miras a las elecciones legislativas del 2026. De acuerdo con la carta, este nuevo proyecto será construido a través de una «gran conversación nacional», en la que esperan convocar a amplios sectores de la sociedad para conformar un movimiento más inclusivo y ético. «A quienes creen que llegamos hasta aquí a repetir la historia de la sucia politiquería tradicional les decimos: Ahí les queda su partido pintado», sentencian al final de su misiva, en una declaración que parece marcar un distanciamiento total del proyecto político que en su momento abrazaron.
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Este anuncio representa un fuerte golpe para la estructura política de Colombia Humana, justo en momentos en que el partido busca consolidarse de cara a las próximas elecciones. Las críticas abiertas hacia la dirección del partido por parte de estos 18 miembros generan interrogantes sobre el futuro de la colectividad y sobre la capacidad de Petro y su equipo para mantener la unidad entre sus filas. La creación de este nuevo partido podría convertirse en un factor importante en el panorama político colombiano, particularmente en el contexto de las elecciones legislativas de 2026, donde se espera que los disidentes busquen ampliar su base de apoyo.
En definitiva, este cisma en la Colombia Humana refleja las tensiones internas de un partido que, pese a haber nacido con grandes promesas de cambio, parece estar enfrentando sus primeras grandes crisis de identidad. El choque entre sectores progresistas y aquellos más cercanos al poder tradicional evidencia que, en política, los ideales muchas veces se ven comprometidos por intereses individuales.
Aunque los disidentes buscan rescatar la esencia del pensamiento de Gustavo Petro, su salida y la creación de un nuevo partido sugiere que las divisiones dentro de la izquierda colombiana no solo persisten, sino que pueden profundizarse en los próximos años. En este sentido, la gran pregunta es si esta fractura fortalecerá al sector progresista con un nuevo impulso, o si, por el contrario, debilitará las posibilidades de consolidar un proyecto político unificado.