La capital del Magdalena enfrenta un aumento preocupante de la criminalidad y la violencia asociada al narcotráfico, poniendo en jaque su seguridad y desarrollo social.
El pasado miércoles 19 de junio de 2024, durante una sesión del Concejo Distrital de Santa Marta, Jennifer del Toro, consejera de Paz del Distrito, hizo un llamado urgente sobre la situación crítica que enfrenta la ciudad. En sus declaraciones, aseguró que “en el puerto de Santa Marta llueve cocaína”, lo que evidencia la penetración del narcotráfico en diversos niveles de la sociedad. Esta realidad no solo ha elevado los índices de criminalidad, sino que también está afectando gravemente a las comunidades de la Sierra Nevada.
Del Toro no escatimó en expresar su preocupación al afirmar que “las cifras son alarmantes”, añadiendo que el narcotráfico ha “destruido sociedades enteras” y está permeando tanto la economía como la política en la región. Según ella, las rentas generadas por este fenómeno están causando un daño irreparable a la vida de muchos jóvenes, quienes se ven atrapados en un ciclo de violencia y crimen.
La situación se torna más crítica al considerar las declaraciones del coronel Jorge Bernal, comandante de la Policía de Santa Marta, quien corroboró la advertencia de Del Toro al mencionar que la disputa entre grupos criminales como el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra ha sido el principal motor detrás del aumento de homicidios en la ciudad. “Para nadie es un secreto que la disputa entre estos dos grupos significa un aumento en la sensación de inseguridad de los ciudadanos”, afirmó el coronel. De acuerdo con su análisis, el 80% de los homicidios en Santa Marta se deben a enfrentamientos entre criminales que buscan el control de las rentas del narcotráfico.

Un informe del CTI de la Fiscalía y la Sijín de la Policía indica que solo el 28% de los homicidios han sido esclarecidos, lo que genera preocupación en organizaciones como la plataforma de Defensores de Derechos Humanos de la Sierra Nevada, que demanda la implementación de estrategias más efectivas para prevenir los homicidios y combatir el narcotráfico.
Un año crítico en la lucha contra el narcotráfico
Los datos son contundentes: en 2023, Santa Marta se convirtió en un punto crítico en la lucha antidrogas, con 11.4 toneladas de cocaína incautadas. Sin embargo, el panorama ha empeorado en 2024, año en el que hasta la fecha se han confiscado 16.2 toneladas adicionales. Las incautaciones más destacadas incluyen un cargamento de 2.6 toneladas interceptado en enero, y otro de 1.7 toneladas hallado en marzo, camuflado entre aguacates. Las autoridades han relacionado estos cargamentos con grupos criminales organizados, que buscan expandir su control en el mercado.
Con el contexto actual, el puerto de Santa Marta se ha consolidado como uno de los principales puntos de tráfico de drogas en Colombia. A lo largo de este año, se han registrado operativos significativos, como el desmantelamiento de un laboratorio que procesaba 800 kilos de pasta base de cocaína en junio y la incautación de cargamentos en múltiples operativos que demuestran el compromiso de las autoridades para combatir este fenómeno.
El impacto de estas incautaciones es significativo. Las cifras de valores son escalofriantes, con cargamentos valorados en decenas de millones de dólares. Por ejemplo, el cargamento de enero, que tenía como destino los Países Bajos y Bélgica, estaba valorado en 58 millones de dólares. Estas incautaciones, sin embargo, no son un alivio para la población local, que vive con el constante temor de la violencia generada por el narcotráfico.
El lado oscuro del puerto

Además de las incautaciones, Santa Marta ha visto la captura de importantes figuras del narcotráfico. En septiembre, la DEA detuvo a Jonathan Jair Hidalgo Suárez, alias “Mascara”, un actor clave en la logística del narcotráfico. La captura de este narcotraficante, junto a la desarticulación de redes criminales que operaban en el puerto, pone de manifiesto la magnitud del problema. Por ejemplo, en la misma operación, fueron arrestados otros criminales como Luis Alfredo Burgos Pabón y Holman Luis Miranda Brito, quienes desempeñaban roles fundamentales en el tráfico de droga hacia Europa y Norteamérica.

En este contexto, las autoridades siguen luchando contra el narcotráfico, pero los resultados son aún insuficientes para garantizar la seguridad de los ciudadanos. La inseguridad se ha convertido en parte del día a día de Santa Marta, donde los habitantes temen por sus vidas y la tranquilidad de sus familias.
Un llamado a la acción
Los datos no solo reflejan el incremento en las incautaciones, sino que también subrayan la urgencia de una respuesta coordinada entre las autoridades y la comunidad. La ciudad, que se aproxima a cumplir 500 años de historia, no puede permitirse ser conocida como la tercera con mayor actividad de narcotráfico en el país. Este fenómeno no solo afecta la seguridad pública, sino que también compromete el desarrollo socioeconómico de la región.
Es crucial que tanto la ciudadanía como las autoridades trabajen de la mano para encontrar soluciones que aborden no solo los efectos visibles de este fenómeno, sino también sus causas profundas. La criminalidad y el narcotráfico son problemas que requieren un enfoque integral, donde la prevención, la educación y el desarrollo social desempeñen un papel fundamental en la construcción de un futuro más seguro y próspero para Santa Marta.
En definitiva, la situación del narcotráfico en Santa Marta no es solo un problema de criminalidad, sino también un reto social y económico que debe ser abordado con urgencia. La interrelación entre el narcotráfico y la violencia, así como su impacto en la juventud de la región, plantea preguntas sobre el futuro de esta comunidad. Es esencial que las autoridades no solo se enfoquen en las incautaciones, sino que también desarrollen programas integrales que promuevan el desarrollo social y económico, ofreciendo alternativas viables a la población que actualmente se ve atrapada en este ciclo de violencia y crimen.