En 39 años de ejercicio periodístico en Santa Marta, no ha habido un año que no se haya registrado un solo caso de decomiso de cocaína en el puerto de Santa Marta. Sin embargo, en los últimos dos años, esas acciones antinarcóticas por parte de las autoridades, han arrojado más resultados. Este año ya van tres cargamentos de cocaína confiscados en ese puerto marítimo, en donde aparentemente no dejan entrar a nadie ni nada ilegal.
No obstante, el misterio que ronda a esa terminal de barcos no es solo por la manera como ingresan al mismo, hasta toneladas de cocaína, sino también por quiénes lo hacen, ya que casi nunca capturan a nadie ni siquiera a quienes la introducen allí y menos a sus dueños.
Es un misterio inexplicable que siempre ha despertado el interés de los samarios o habitantes de la ciudad donde está ese puerto, ya que parecería que la cocaína llega allí sola, se oculta en unos contenedores y después espera pacientemente que un barco la embarque y la lleve al puerto destino del país extranjero al cual desea viajar.
Y lo más extraño es que a nadie le importa ni siquiera saber cómo es que lo hace, en el caso de que fuera la misma cocaína la responsable de introducirse en esa terminal, ya que nunca agarran a ningún humano con las manos en el polvo. En definitiva es un gran misterio que nadie ha podido resolver ni siquiera los estadounidenses, los que resultan más afectados cada vez que la intrusa o polizonte cocaína, logra embarcarse en un barco y viajar a ese país del norte de América sin aparentemente nadie se percate de su presencia.
Se insiste en que, lo arcano del asunto, no es por el desconocimiento de quiénes son los que la ayudan a entrar al puerto y encaletarse en un barco, sino el por qué no la ven los guardias y ni las cámaras de vigilancia.
