POR: ROBERTO CARLOS DIAZ SALINA
El doctor Reynaldo Mora Mora, Director Académico del Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico -RudeColombia, presenta una reflexión crítica sobre la evaluación, destacando su naturaleza formativa y su relevancia en la construcción de confianza entre docentes y estudiantes. Para él, la evaluación no debe limitarse a la medición de conocimientos descontextualizados; en lugar de ello, debe involucrar las emociones, los intereses y las capacidades de los estudiantes.
Asimismo, sugiere que la evaluación debe contribuir a la formación de ciudadanos íntegros y responsables. Sin embargo, Mora advierte sobre los riesgos del sistema evaluativo actual, que privilegia una tecnocracia meritocrática, evidenciada en pruebas estandarizadas enfocadas exclusivamente en la competencia y el rendimiento académico, lo que desvía el propósito formativo y reducir el potencial transformador de la educación. Este planteamiento puede interpretarse a la luz de diversas teorías pedagógicas y autores que han examinado críticamente el rol de la evaluación en los procesos educativos. Paulo Freire es un referente esencial para entender el pensamiento de Mora. Freire considera la educación como un proceso liberador, basado en el diálogo y en una relación horizontal entre educador y educando. La noción de confianza que Mora destaca es coherente con la «praxis» freiriana, en la que el proceso educativo es un intercambio constante que impulsa el pensamiento crítico y el empoderamiento del estudiante (Pedagogía del oprimido, 1970). Al poner énfasis en las emociones e intereses, Mora refleja la importancia del contexto afectivo en el aprendizaje, elemento central en la pedagogía de Freire.
La crítica hacia la tecnocracia evaluativa puede vincularse con las ideas de Michael Apple, quien en Ideología y currículo (1979) denuncia cómo los sistemas de evaluación, centrados en las competencias y las métricas cuantitativas, reproducen estructuras de poder que perpetúan las desigualdades sociales. Desde esta perspectiva, Mora plantea que las pruebas estandarizadas pueden deshumanizar el proceso de aprendizaje, transformando la evaluación en un mecanismo punitivo que no favorece el desarrollo integral.
Por otro lado, Martha Nussbaum, en Not for Profit: Why Democracy Needs the Humanities (2010), aborda la importancia de una educación que promueva el pensamiento crítico y el desarrollo de ciudadanos con una ética basada en la empatía. En este sentido, Mora considera que la evaluación debe incluir una gestión emocional y ética, orientada hacia la formación integral del individuo. En lo que respeta a la crítica de la meritocracia, John Dewey, en Democracia y Educación (1916), advierte sobre los peligros de reducir la educación a una competencia individualista, donde el valor del estudiante depende únicamente de su rendimiento en pruebas estandarizadas. De manera similar, Mora expresa preocupación por los criterios externos que imponen la meritocracia, los cuales pueden restringir el potencial formativo de la evaluación y alienar a los estudiantes.
La Pedagogía Dialogante, desarrollada en el Instituto Alberto Merani durante las últimas dos décadas, ofrece un marco útil para profundizar en los aportes de Mora. Esta pedagogía enfatiza el diálogo como eje central para el desarrollo integral del estudiante, promoviendo un aprendizaje que no solo se centra en la adquisición de conocimientos, sino en la capacidad de reflexionar y cuestionar críticamente el entorno. La evaluación, dentro de este enfoque, se convierte en un espacio para la autoevaluación y el crecimiento personal, alejándose de un control externo. Al igual que Mora, la Pedagogía Dialogante tiene como fin formar ciudadanos éticos y comprometidos, proponiendo una evaluación participativa en la que estudiantes y docentes reflexionan conjuntamente sobre el progreso, promoviendo un aprendizaje que integre lo emocional, lo cognitivo y lo ético. En conclusión, el análisis de Reynaldo Mora Mora, docente investigador de la Universidad del Atlántico, sobre la evaluación se encuentra en sintonía con múltiples teorías pedagógicas críticas que han problematizado las prácticas educativas contemporáneas. Su reflexión está en línea con autores como Freire, Apple, Nussbaum y Dewey, quienes conciben la evaluación no como un instrumento de control, sino como un proceso humanizador orientado hacia el desarrollo integral del estudiante. Asimismo, las ideas de la Pedagogía Dialogante , aplicadas en el Instituto Alberto Merani, refuerzan esta visión al proponer un modelo de evaluación centrado en el diálogo, la reflexión y la construcción conjunta del conocimiento.