Gobierno y Clan del Golfo inician diálogos territoriales de paz en Córdoba

Primera sesión de los diálogos territoriales de paz. En la imagen, el alcalde de Tierralta, Córdoba, Jesús David Contreras, de pie. // Foto: Captura de pantalla.

La apuesta por la paz territorial en Colombia dio un paso adelante con el inicio de los diálogos sociojurídicos entre el Gobierno Nacional y el Clan del Golfo en el municipio de Tierralta, Córdoba. Estas conversaciones, que comenzaron el viernes 11 de octubre, representan un nuevo esfuerzo del gobierno de Gustavo Petro para avanzar en su proyecto de Paz Total, un objetivo central de su administración desde que asumió la presidencia en agosto de 2022.

El equipo negociador del gobierno, encabezado por Álvaro Jiménez Millán, se reunió en la primera jornada con alcaldes del sur de Córdoba, quienes representaron a sus comunidades locales. Entre los mandatarios presentes se encontraban los alcaldes de municipios clave como Tierralta, Valencia, Montelíbano, Puerto Libertador, San José de Uré, Planeta Rica, Ayapel y el alcalde de San Pedro de Urabá, en el vecino departamento de Antioquia. Estos encuentros buscan involucrar a las autoridades locales y actores comunitarios en el proceso de paz territorial que se pretende construir en la región.

En una segunda jornada de diálogos, Jiménez Millán y su equipo se reunieron con los consejeros municipales de paz del municipio de Tierralta, quienes representaron a la sociedad civil en este importante paso hacia la superación del conflicto armado. Esta apertura hacia la participación de diversos actores del territorio, incluyendo el liderazgo social y comunitario, refuerza la estrategia del gobierno de integrar a todas las partes en la construcción de un proceso de paz inclusivo.

«Vamos a trabajar por construir un proceso de paz territorial aquí en el departamento, de paz territorial en la región, y ese proceso involucra a las autoridades locales, involucra a las comunidades, al liderazgo social y comunitario, y nuestro propósito es que involucre también al grupo armado que se encuentra presente en esta zona«, afirmó Álvaro Jiménez Millán, en un claro llamado a que el Clan del Golfo se convierta en un actor positivo en la construcción de una paz duradera en el país.

Jiménez Millán también subrayó que el objetivo final es lograr que este grupo armado haga la transición hacia el Estado de Derecho, alejándose de las economías ilegales y ayudando a consolidar economías legales que puedan sustentar un futuro pacífico para las regiones afectadas por la violencia. «Queremos que sea un actor positivo de construcción de una superación de las violencias que transite de la condición de grupo armado al Estado de Derecho y que permita, apoye y ayude a consolidar una etapa de transformación de economías ilegales a economías legales en nombre de la paz«, añadió.

El Clan del Golfo, considerado el grupo armado más grande del país, había mantenido su distancia de las negociaciones de la Paz Total hasta hace pocos meses, cuando el gobierno de Petro anunció en agosto pasado su disposición a dialogar con esta organización, que ahora se presenta bajo el nombre de Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), intentando proyectarse como un grupo con fines políticos. La apertura de estos diálogos en Córdoba marca un hito en las conversaciones, aunque en esta primera reunión no hubo presencia de voceros directos del grupo armado.

Pese a esto, seis cabecillas del Clan del Golfo, entre ellos Jobanis de Jesús Ávila, alias Chiquito Malo, están programados para participar en las futuras fases de los diálogos, donde deberán demostrar su disposición a someterse a la justicia. Estos encuentros servirán para verificar el compromiso del grupo con el proceso de paz y su voluntad de integrarse a la sociedad bajo un marco legal y de respeto por los derechos humanos.

La región del sur de Córdoba ha sido durante mucho tiempo un territorio afectado por la violencia generada por la presencia de grupos armados ilegales. Las conversaciones que se están llevando a cabo son vistas como una oportunidad crucial para transformar la realidad de estos territorios, permitiendo a las comunidades vivir en paz y reconstruir sus economías. Sin embargo, queda la pregunta de cuán comprometido está el Clan del Golfo en su transición hacia la legalidad, y si el Estado tiene la capacidad suficiente para garantizar que las promesas de paz se concreten en resultados tangibles.

¿Qué tan viable es la transformación de un grupo como el Clan del Golfo en un actor legal? ¿Podrá el gobierno de Petro manejar estos diálogos y cumplir su promesa de Paz Total? A medida que avancen las conversaciones, el país seguirá atento a cómo este proceso se desarrolla y si realmente logra un impacto positivo en las regiones más afectadas por el conflicto armado.