A pesar de la leve mejora, millones de colombianos aún enfrentan la falta de acceso a alimentos suficientes, en medio de llamados a la acción desde el Congreso.
El más reciente informe del DANE, basado en los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, reveló una leve disminución en la inseguridad alimentaria moderada o severa en los hogares colombianos, pasando del 28,1% en 2022 al 26,1% en 2023. Aunque esta reducción representa un avance, la situación sigue siendo alarmante para millones de personas. Según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, alrededor de 13 millones de colombianos sufren de falta moderada o severa de acceso regular a alimentos suficientes.
Ante este panorama, desde la Cámara de Representantes, la congresista Saray Robayo Bechara ha expresado su profunda preocupación por el impacto de la pobreza y la desnutrición en el país. En un comunicado reciente, destacó que «la inacción frente a la pobreza y la desnutrición es inaceptable», subrayando la urgencia de incrementar los recursos destinados a los bancos de alimentos y de fortalecer las políticas públicas que aseguren el derecho a la alimentación. El llamado de Bechara resalta la necesidad de acciones inmediatas para frenar el avance de esta problemática.
Por su parte, el Banco de Alimentos de Colombia ha intensificado su labor en la distribución de millones de raciones de alimentos a las poblaciones más vulnerables. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la demanda supera considerablemente la capacidad de respuesta, generando un desafío constante tanto para las autoridades como para las organizaciones civiles y el sector privado. Las brechas en la atención evidencian que, aunque las acciones han sido significativas, no son suficientes para contener el aumento de la inseguridad alimentaria.
Bechara también ha sido enfática en la importancia de la colaboración interinstitucional. «Es fundamental que el gobierno y el sector privado se unan para crear soluciones sostenibles. No podemos permitir que la situación empeore», afirmó, destacando la necesidad urgente de una respuesta coordinada y efectiva. En este sentido, la congresista subrayó que la colaboración entre diferentes actores es clave para evitar que la crisis alimentaria escale a niveles aún más preocupantes.
La magnitud del problema alimentario en Colombia exige no solo medidas inmediatas, sino también la implementación de soluciones sostenibles a largo plazo que garanticen que todos los ciudadanos puedan acceder a una dieta adecuada y nutritiva. El enfoque no solo debe estar en la provisión de alimentos, sino en atacar las causas estructurales de la pobreza y la desnutrición que siguen afectando a una parte significativa de la población.
El desafío actual no solo involucra a los sectores público y privado, sino que requiere la participación activa de la sociedad civil, organismos internacionales y el sector empresarial. En un país donde millones de personas siguen padeciendo hambre y malnutrición, la falta de acceso a alimentos suficientes no puede ser vista como una cuestión aislada, sino como un problema multidimensional que requiere un abordaje integral.
A pesar de las dificultades, existen ejemplos de cooperación que pueden ser replicados y escalados para lograr un impacto más amplio. Sin embargo, persisten interrogantes sobre la efectividad de las políticas actuales y el nivel de compromiso de los actores involucrados: ¿Podrá el gobierno destinar más recursos para aliviar la crisis? ¿Estarán las empresas dispuestas a participar en iniciativas que busquen soluciones de fondo? Mientras se discuten estas preguntas, la realidad para millones de colombianos sigue siendo la misma: una lucha diaria por acceder a alimentos suficientes y nutritivos.
El reto más grande para Colombia será consolidar un sistema de seguridad alimentaria que permita a sus ciudadanos superar esta crisis estructural. Sin embargo, mientras no se implemente una estrategia sólida que articule a todos los sectores, la inseguridad alimentaria seguirá siendo un flagelo latente que amenaza con profundizar la desigualdad social y el sufrimiento de millones de personas.