Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt
Ya desde hace rato, las voces aúlicas vaticinan malas proyecciones con relación a esta cadena de almacenes de ultra descuentos de los Char. Su anterior Presidente Antonio Char (el hijo mayor de Don Fuad), tocó salir por la puerta de atrás por malos resultados (51 mil millones en el 2023). Es que eso en las Olímpicas es una ley: almacencito que no da ganancias, almacencito que lo cierran. El mismo Fuad Char llama a cada gerente de cada sucursal por su nombre, a preguntarle cómo van las vainas. Si todo huele mal, lo van sacando de una y si en caso el almacén no resulta, lo cierran pero ya…
A los susodichos “Ísimos” lo acosan dos situaciones incontrovertibles: el robo tremendo que se está dando por parte de algunos de los clientes que lo visitan y lo otro, la desafiliación de los clientes de las tarjetas del sistema Olímpica. Es decir lo segundo es lo más grave que se pierden vínculo de pertenencia. Los almacenes que hemos conocido en Barranquilla y caracterizan por ser organizados, limpios y bien diagramados. Pero eso es apenas el mostrador.
Ahora al nuevo encargado de esta rama de negocios, José Carbonell, donde se debe reconocer que no tienen mucha experiencia como institución y como persona, arrastra según fuentes confidenciales pérdidas corrientes en el 2024 de más de 60 mil millones de pesos, cierres abruptos de almacenes y el robo voraz por parte de los visitantes inescrupulosos. Las cosas no pinta bien pero eso no quiere decir que de acuerdo a una sabia dirección, pueda tener un cambio en pos de su completa solidez como marca emergente. Se sabe de sobra que la experiencia en estos casos es decisoria, mas a sabiendas cuando deriva de la mala costumbre de ser siempre el dominante y el ponedor de precio a antojos altísonos.