Contratista de obras de alcantarillado vierte aguas residuales en la bahía, afectando a miles de turistas y poniendo en riesgo el ecosistema local.
Un grave problema ambiental afecta la bahía de Santa Marta, uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, donde desde hace más de dos semanas se vierten aguas residuales sin control, generando una situación alarmante tanto para los turistas como para los habitantes locales. El responsable de este desastre es el contratista a cargo de las obras del nuevo sistema de conducción de aguas residuales en la calle 22 con primera, quien ha permitido que las aguas negras lleguen impunemente al mar, sin tomar medidas correctivas para evitar la contaminación.
La preocupación crece a medida que este hecho se sigue presentando en plena temporada turística, cuando miles de personas disfrutan de las playas de la bahía o toman botes en la Marina Internacional para paseos marítimos. Pese a que los visitantes confían en la calidad de las aguas del destino, lo que se ha visto en los últimos días refleja una preocupante falta de control sobre las obras de infraestructura que deberían mejorar la ciudad, no empeorar sus condiciones ambientales.

En palabras de un testigo local, “desde hace 15 días el contratista de la 22 con primera del nuevo sistema de conducción de aguas residuales vierte las aguas negras impunemente en la bahía de Santa Marta, contaminándola”. La falta de acción ante esta situación resulta sorprendente, ya que el vertimiento de aguas negras se está realizando en áreas cercanas a la Policía Nacional y a pocos metros de la Alcaldía Distrital, lo que deja muchas preguntas en el aire sobre el papel de las autoridades locales y su capacidad de respuesta ante este tipo de crisis.
A pesar de la gravedad del problema, no se ha emitido un pronunciamiento oficial por parte de la Alcaldía ni de las entidades encargadas del control ambiental en la ciudad. La imagen de Santa Marta como destino turístico sostenible podría verse comprometida si no se toman medidas inmediatas para detener el vertimiento y mitigar los daños ocasionados hasta ahora. La contaminación no solo afecta el atractivo visual de las playas, sino que pone en peligro la salud de los bañistas y el delicado ecosistema marino de la región.