Reflexión dominical: XXVII del tiempo ordinario

Padre Pedro Pimienta Parroquia San Isidro Labrador
Padre Pedro Pimienta Parroquia San Isidro Labrador

Pa. Padre Pedro Pimienta Parroquia San Isidro LabradorIglesia Católica Apostólica –  Diócesis de Barranquilla Vicaría de Bogotá

Buenos días para todos unos saludos cordiales de su amigo Sacerdote en este Día tan especial para compartir en familia y congregarse en torno al Señor que nos acompaña siempre y en todo lugar.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16

En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

El evangelio de hoy nos muestra una disputa, la del divorcio, tal como se configuraba en el judaísmo del tiempo de Jesús. La interpretación de Dt 24,1, base de la discusión, era lo que tenía divididas a las dos escuelas rabínicas de la época.

Pero a Jesús no se le está preguntando por las causas del repudio que llevaba a efecto el hombre contra la mujer, o por lo menos desvía el asunto a lo más importante. Recurrirá a la misma Torah (ley) para poner en evidencia lo que los hombres inventan y justifican desde sus intereses, y se apoya en el relato del Génesis de la primera lectura. Dios no ha creado al hombre y a la mujer para otra cosa que para la felicidad. ¿Cómo, pues, justificar el desamor? ¿Por la Ley misma? ¿En nombre de Dios? ¡De ninguna manera!

El proyecto de Dios supone que el ser humano no se realiza individualmente sino cuando entra en comunión con otros. Dice el Génesis: «No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.» El “yo” humano no se realiza aislado, sin un “tú”. El ser humano ha sido creado para entrar en relación y vivir la comunión, con el “tú” que son los otros seres humanos y con “el Tú con mayúsculas” que es Dios.

El proyecto original de Dios sobre el hombre nos lleva, además, a entender el matrimonio como una vocación a la indisolubilidad y la mutua fidelidad hasta la muerte. En el proyecto originario de Dios para los seres humanos, mujeres y varones se unen para «ser una sola carne» e iniciar una vida compartida en la mutua entrega, en una comunión de amor, con igual dignidad, sin dominio ni sumisión.

Quiero agradecer la acogida de mis lectores y las personas que se han comunicado conmigo un abrazo grande estoy para servirles.

Te invito siempre a conectarte a nuestra Eucaristía dominical 9:00 am y 6:00 pm vincúlate a la página de Tik Tok de mi parroquia de San Isidro Labrador.

Bendiciones en este domingo en familia. Los que deseen una orientación humana y espiritual por favor escribir al WhatsApp 3118923129.