Por: Pepe Sánchez
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Aunque no se puede decir que se trata de óperas gemelas, Dafne y Eurídice, nacidas ambas en el siglo XVI en la Camerata Florentina, fueron las dos primeras muestras conocidas de este género musical y ambas con música de Jacopo Peri -a quien apodaban Lo Zezzerino -El Melenudo- y versos de Octavio Rinuccini, basados en el mito de Orfeo descendiendo a Los Infiernos para buscar a su esposa.
Esta Camerata Florentina, de la que hacían parte Peri y Rinuccini, fue un grupo humanista integrado por intelectuales, músicos y poetas de Florencia a mediados del siglo XVI creado por Giovanni, Conde De Bardi, a fin de guiarlas tendencias que deberían seguirse en las artes, en especialidad la música y los dramas teatrales ya avanzado el Renacimiento.
Eurídce, es una ópera de carácter pastoril, que fuera estrenada el 6 de octubre en Florencia, de 1600, en el marco de la boda entre Enrique IV de Francia y María de Médici, que se celebró en el año 1600 en Florencia. Es la primera ópera de la que se conserva la música. De Dafne, que fuera estrenada en 1588, sólo se conservan los libretos.
Por cierto que Peri y Rinuccini hacen que la ninfa Dafne, aparezca en la segunda escena de Eurídice, explicándole a Orfeo que su esposa ha muerto provocada por la mordedura del ponzoñoso reptil y trata de consolarlo en su abatimiento.
Por lo anterior, no es una coincidencia que la ninfa Dafne, aparezca en la segunda escena de Eurídice, explicándole a Orfeo que su esposa ha muerto provocada por la mordedura del ponzoñoso reptil y trata de consolarlo en su abatimiento.
La leyenda cuenta que Orfeo, después de su viaje con Jasón y los Argonautas tras el Vellocino de Oro, volvió sus pasos a Tracia donde conoció a Eurídice de quien se enamoró de manera inmediata.
Rinuccini, siguió en principio de manera fiel la narración del poeta Ovidio en La Metamorfosis y cuenta que ella no pudo resistir las notas musicales de Orfeo y cayó en sus brazos terminando por casarse.
El idilio fue interrumpido a causa de que ella fue mordida por una serpiente venenosa en la misma noche de bodas y Orfeo emprendió un viaje al Hades a tratar de convencer a Pultón -dios del Inframundo- para traerla de regreso.
Después de muchas aventuras, él logra rescatarla pero con la condición de no mirar hacia atrás cuando esté saliendo del sitio. Pero ella se retrasa y Orfeo, desesperado no resiste la tentación. Vuelve la mirada y entonces ella se desvanece y desaparece.
Él quiso regresar al Hades pero el Can Cerberro -el perro de tres cabezas que cuida las puertas del sitio- se lo impidió y se le dijo que no insistiera, que la había pedido para siempre.
Rinuccini se aparta un poco de este final de tragedia y en su Eurídice, en la quinta escena que es el final, cuenta como Orfeo y su esposa regresan triunfales de la Muerte y hay un regocijo general.
Quien escucha hoy esta ópera, pensará que no es tal, sino una representación teatral musicalizada, dado que eso fue lo que hicieron de ella Rinuccini y Peri, intercalándole en los diálogos, bailes y pantomimas, muy acorde con lo que eran los lineamientos de la Camerata Florentina, que como se sabe, trataba de organizar las nuevas tendencias en las artes.
De todas formas, el canto no era dramático, y mucho menos fundamental en las representaciones. Se trataba de canciones o madrigales, con acompañamiento instrumental. lo que vino a cambiar en el Siglo XVII a medida que avanzaba el Renacimiento.
Uno de los grandes contribuyentes a la entronización del canto como el factor más importante de la ópera fue Claudio Monteverdi. En Orfeo, creó una gran introducción musical que llamó Sinfonía, amén de fraccionar las estructuras cantadas que desde entonces se conocieron como arias.