MinAmbiente: Intensas lluvias en Colombia no están relacionadas con fenómeno de ‘La Niña’

Susana Muhamad, ministra de Ambiente.

Las fuertes lluvias que han azotado a diversas zonas de Colombia en los últimos días no son consecuencia del fenómeno de ‘La Niña’, según informó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Contrario a lo que algunos podrían pensar, las precipitaciones obedecen al paso de dos ondas tropicales y la influencia de tormentas en el Atlántico, lo que ha generado un clima inestable en el país.

El origen de las lluvias actuales está relacionado con la Onda Tropical No. 39, situada en la longitud 83°W, justo al occidente del mar Caribe colombiano. Esta onda ha causado importantes lluvias en las regiones cercanas a la costa norte. Por otro lado, la Onda Tropical No. 41 se ha transformado en la depresión tropical No. 12, que se encuentra en el Atlántico tropical, aproximadamente en las coordenadas 13.8N y 32.5W. No obstante, hasta ahora no se considera una amenaza directa para Colombia.

En el contexto de tormentas tropicales, la Tormenta Joyce, que avanza hacia el noroeste a 8 nudos desde su ubicación en 22.2N y 49.2W, tampoco representa un peligro para el territorio colombiano. El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) indicó que este sistema no ingresará al mar Caribe, descartando así cualquier impacto en las condiciones climáticas del país. Asimismo, el huracán Isaac, que persiste en el Atlántico en 43.8°N y 34.7°W, sigue alejado de las costas colombianas y tampoco supone un riesgo.

Aclaración sobre ‘La Niña’

En respuesta a las preocupaciones por las condiciones climáticas, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, fue enfática al señalar que las actuales lluvias no están relacionadas con el fenómeno de ‘La Niña’, sino que forman parte de la temporada habitual de precipitaciones que, en esta ocasión, comenzó a finales de septiembre. «Esperamos que la temperatura del Océano Pacífico se consolide para poder decir que entra el fenómeno de ‘La Niña’. Las proyecciones indican que será débil y podría comenzar en noviembre, influyendo en el primer trimestre de 2025», detalló la ministra, aclarando que el impacto del fenómeno será leve.

Embalses en alerta

En cuanto al nivel de los embalses en Cundinamarca, la Corporación Autónoma Regional (CAR) ha reportado un leve incremento en el sistema de Chingaza, que abastece a Bogotá. Según las cifras, el nivel ha subido del 44.12% al 44.21%, lo que representa una mínima mejoría en la capacidad de almacenamiento de agua.

Sin embargo, el panorama continúa siendo crítico, especialmente en el embalse de Chuza, cuyo nivel ha descendido hasta el 33.99%, generando preocupaciones sobre el suministro de agua para la capital. Además, en el agregado norte se registró una disminución de los niveles, pasando de 54.38% a 54.36%, lo que refuerza la necesidad de monitorear cuidadosamente las reservas hídricas de la región.

Pese a las lluvias recientes, las autoridades advierten que estas no han sido suficientes para mitigar los efectos de la sequía en varias zonas del país. Los expertos insisten en que la llegada de ‘La Niña’ podría alterar aún más las condiciones climáticas, aunque se espera que su impacto sea moderado, permitiendo una recuperación gradual de los embalses.

El panorama meteorológico en Colombia refleja un reto creciente frente al cambio climático. Mientras el país enfrenta lluvias inusuales fuera de la influencia directa de fenómenos como ‘La Niña’, la capacidad de respuesta ante eventos climáticos extremos se vuelve más crítica.

La advertencia de que los embalses continúan en niveles preocupantes a pesar de las lluvias subraya la necesidad de una gestión más eficiente y coordinada de los recursos hídricos. Es fundamental que tanto el gobierno como las instituciones regionales como la CAR tomen medidas preventivas de cara a un 2025 potencialmente afectado por fenómenos climáticos que podrían agravar aún más la situación.

En este contexto, el desafío no solo es garantizar el suministro de agua en las áreas urbanas, sino también mitigar los impactos en las zonas rurales, que dependen en gran medida de estos recursos.