Hassan Nasrallah: El influyente líder de Hezbolá y su legado tras la eliminación israelí

El reciente ataque aéreo israelí que sacudió Beirut ha dejado un vacío significativo en el panorama político y militar del Líbano con la eliminación de Hassan Nasrallah, el carismático líder de Hezbolá. Este clérigo chiita, conocido por su retórica influyente y su estrecha relación con Irán, fue una figura polarizadora, admirada por muchos y temida por otros. Su último mensaje, emitido a finales de septiembre, llegó en un momento crítico, tras la explosión de dispositivos de comunicación que resultaron en decenas de muertes y miles de heridos. En este discurso, Nasrallah sentenció: “Esto es puro terrorismo. (…) Son crímenes de guerra o, al menos, una declaración de guerra”, dirigiendo su ira hacia Israel por lo que él consideraba acciones agresivas.

El clérigo, quien vivió en la clandestinidad debido a su temor a un ataque israelí, fue declarado muerto por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), quienes afirmaron que «Hassan Nasrallah ya no seguirá aterrorizando el mundo». La noticia fue confirmada por Hezbolá, marcando el fin de una era que comenzó cuando Nasrallah asumió el liderazgo del grupo en 1992.

Los ataques aéreos israelíes sobre Hezbolá se intensificaron desde el 21 de septiembre, con operaciones específicas que apuntaron a la infraestructura del grupo en Beirut y el sur del Líbano. Hezbolá, un partido político islamista respaldado por Irán, ha sido una fuerza militar significativa en la región, enfrentándose repetidamente a Israel, especialmente desde el ataque de Hamás el 7 de octubre.

Nasrallah, nacido en Beirut en agosto de 1960, fue el mayor de nueve hermanos y creció en un ambiente marcado por la pobreza y la guerra civil. La guerra civil libanesa dejó una huella indeleble en su vida, moldeando su identidad y compromiso con la causa chiita. A los 15 años, se unió al Movimiento Amal, una organización político-militar chiita, lo que marcó el comienzo de su carrera en la política y la resistencia.

Tras emigrar a Irak para continuar sus estudios religiosos, Nasrallah se involucró en la lucha armada en Líbano, regresando a su patria tras la revolución iraní de 1979. Esta revolución, liderada por Ruhollah Jomeini, estrechó los lazos entre Irán y los chiitas libaneses, influyendo profundamente en la política de la región.

La creación de Hezbolá en 1985 fue un hito crucial. Nasrallah, que había sido un miembro relativamente nuevo en el grupo, rápidamente ascendió a posiciones de liderazgo, convirtiéndose en secretario general en 1992 tras el asesinato de su predecesor, Abbas Mousavi. Desde entonces, Hezbolá se ha consolidado como un actor clave en la política libanesa, manteniendo un poderoso brazo militar y operando como un partido político influyente.

A lo largo de su liderazgo, Nasrallah utilizó sus discursos para galvanizar a sus seguidores y desafiar a sus oponentes, convirtiéndose en una figura de resistencia. Sus intervenciones eran esperadas con interés y, a menudo, incitaban a la acción, reflejando su habilidad para conectar con la frustración y el descontento de la población chiita en un Líbano dividido.

El legado de Hassan Nasrallah se verá afectado por su muerte, ya que Hezbolá enfrenta nuevos desafíos en un contexto regional cada vez más complicado. Su figura representaba no solo la lucha chiita en Líbano, sino también un símbolo de resistencia contra la influencia occidental y el sionismo en la región. Con su partida, queda por ver cómo se redefinirá la dinámica de poder en Líbano y si Hezbolá podrá mantener su relevancia sin su influyente líder.