El fútbol colombiano nuevamente se ve empañado por la violencia; enfrentamientos entre hinchas dejan heridos, incluyendo a un policía y varios funcionarios, y llevan a la suspensión del partido entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla.
La violencia volvió a opacar el espectáculo del fútbol en Colombia tras una brutal pelea entre hinchas del Atlético Nacional y Junior de Barranquilla durante el partido disputado en el Estadio Atanasio Girardot, en Medellín, por la Liga BetPlay. El enfrentamiento dejó un saldo parcial de 21 heridos, entre los cuales se encuentra un policía, varios funcionarios y seguidores de ambos equipos. El caos obligó a suspender el encuentro en el minuto 54, cuando la situación se tornó incontrolable en las tribunas.
Manuel Villa, secretario de Seguridad de Medellín, fue contundente en su rechazo a los actos violentos ocurridos en el estadio, los cuales describió como inaceptables y contrarios al espíritu deportivo. “Rechazo total frente a lo ocurrido esta noche en el estadio durante el partido entre Nacional y Junior. Al minuto 54 en el sector norte, una fuerte pelea entre las hinchadas hizo que el partido tuviera que suspenderse”, expresó Villa. Añadió que la evacuación del estadio y sus alrededores se realizó de manera controlada por la policía, y que ya se están llevando a cabo investigaciones para identificar a los responsables de los disturbios.
El funcionario destacó que el fútbol debe ser una celebración en paz y subrayó que aquellos que generan violencia no son verdaderos hinchas, sino “delincuentes” que deben ser tratados como tales. “El fútbol debe ser una fiesta en paz y la cultura del fútbol una apuesta colectiva. Pero si a alguien no le queda claro, entonces no cabe en esa fiesta: quienes haciéndose pasar por hinchas ocasionan estas situaciones y se comportan por fuera de la ley, no son hinchas sino delincuentes y deben ser tratados como tal. Irresponsables! Habrá sanciones y se tomarán las medidas que se tengan que tomar”, afirmó Villa, dejando claro que se implementarán sanciones severas contra los responsables.
La División Mayor del Fútbol Colombiano (DIMAYOR) también se pronunció con firmeza ante los hechos. Mediante un comunicado, la organización confirmó la suspensión del partido debido a la falta de garantías de seguridad y condenó los “actos de violencia que empañan la fiesta del fútbol”. Además, la DIMAYOR hizo un llamado a la comunidad futbolística a celebrar en paz y a respetar la sana convivencia en los escenarios deportivos del país. “La División Mayor del Fútbol Colombiano – DIMAYOR, se permite informar a la opinión pública que debido a los hechos de violencia ocurridos en las tribunas del Estadio Atanasio Girardot, se ha decidido suspender el partido entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla por falta de garantías”, indicaron.
El encuentro había comenzado de manera competitiva, con Atlético Nacional dominando las acciones desde el inicio. En el minuto 25, Andrés Román abrió el marcador con un remate certero desde el centro del área tras un centro de Álvaro Angulo, poniendo el 1-0 a favor del equipo local. Nacional continuó presionando en la segunda mitad y logró ampliar su ventaja en el minuto 54, cuando Marino Hinestroza anotó el 2-0 gracias a una asistencia de Edwin Cardona, quien lideró un contraataque fulminante.
Sin embargo, la celebración del segundo gol fue el detonante de un violento enfrentamiento en las zonas norte y occidental del estadio. Hinchas de Nacional y Junior se enfrentaron con objetos contundentes y navajas, convirtiendo el estadio en un campo de batalla. La rápida intervención de la policía evitó que los disturbios escalaran aún más, pero no fue suficiente para evitar que el partido se suspendiera.
Los persistentes problemas de violencia en el fútbol colombiano dan pie para plantear interrogantes sobre la efectividad de las medidas de seguridad en los estadios del país. Mientras las autoridades trabajan para identificar y sancionar a los responsables, la comunidad futbolística se encuentra una vez más confrontada con la necesidad de erradicar la violencia de los eventos deportivos.