El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció este miércoles una actualización de la doctrina nuclear del país, ampliando las circunstancias bajo las cuales se podría emplear armamento nuclear. Según lo comunicado, este cambio responde a un análisis detallado por parte de las autoridades rusas, quienes consideraron necesario ajustar su enfoque frente a las crecientes amenazas militares.
Durante una reunión del Consejo de Seguridad ruso, Putin explicó que la nueva doctrina extiende la lista de Estados y alianzas militares que son consideradas como posibles objetivos de la disuasión nuclear de Rusia. Además, Rusia se reserva el derecho de utilizar armas nucleares en caso de una agresión que represente una amenaza crítica a su soberanía o la de Bielorrusia, aliada cercana en la Unión Estatal.
El mandatario ruso también dejó claro que cualquier ataque de un Estado no nuclear, si cuenta con el apoyo o la participación de una potencia nuclear, será interpretado como una agresión conjunta contra Rusia. Esta nueva política especifica las condiciones para el uso de armas nucleares, incluyendo la detección de ataques masivos mediante aviones, misiles o tecnologías hipersónicas.
Putin afirmó que el uso de armas nucleares es una medida extrema destinada a proteger la soberanía del país, asegurando que Rusia ha adoptado siempre un enfoque responsable en cuanto a estas armas, con el objetivo de mantener la estabilidad global y prevenir su proliferación. Esta renovación de la doctrina surge en un contexto de creciente deterioro de las relaciones internacionales, especialmente por la reacción de Occidente ante la guerra en Ucrania.
La nueva doctrina subraya la importancia de ajustar la postura militar de Rusia frente a los riesgos y amenazas modernas, y abre la puerta a futuros cambios según la evolución de la situación global.
«Seguiremos apoyando a Ucrania hasta que recupere su libertad«, afirmó Biden, reforzando el compromiso estadounidense en medio de la guerra en curso.
En relación con el conflicto en Gaza, Biden destacó la necesidad de una intervención global, subrayando el apoyo continuo de Estados Unidos a la defensa de Israel, al mismo tiempo que llamó a esfuerzos internacionales para una resolución negociada del conflicto.
El mandatario también lanzó un desafío a la comunidad internacional, instando a enfrentar los retos de los pueblos que exigen cambios democráticos. En este contexto, mencionó a Venezuela, donde, según Biden, «millones han optado por el cambio democrático, pero se les sigue negando», aludiendo también a la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales en otras partes de América y el mundo.