El cortometraje se estrenará mañana 27 de septiembre en el marco del Smartfilms, en Bogotá.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
Mostrar las maneras de afrontar la cotidianidad con un diagnóstico como el autismo y sensibilizar sobre este trastorno para apoyar a más personas, es uno de los objetivos de la fotógrafa y docente Aida Navarro, con el cortometraje ‘Mi mundo es azul’, seleccionado para participar en la nueva versión del Smartfilms, el festival de cine hecho con celulares más grande del mundo.
El gran protagonista de esta producción es su hijo, Óscar Samuel, quien fue diagnosticado con Trastorno de Espectro del Autismo (TEA) en grado uno, lo que motivó a sus padres a comenzar un proceso de resolver dudas, ampliar conocimientos, apoyarse en fundaciones y en otras familias para aprender acerca de la neurodiversidad.
Sin embargo, este camino no ha sido sencillo para ellos como familia, pues ha requerido mucha paciencia y entereza para afrontar cada uno de los obstáculos que han encontrado en el camino, incluido, el sistema de salud.
En una entrevista con Diario LA LIBERTAD, Navarro contó que todo inició cuando su hijo tenía un año y ocho meses de edad, tiempo en el que notaron que el pequeño ya no respondía al llamado por su nombre, no jugaba con sus carritos y mucho menos los miraba.

Otras de las cosas que llamó su atención, fue verlo jugar con una tapa, a la que daba vueltas en el mismo sentido y con el mismo cierto tiempo.
“Soy docente universitaria y el haber tenido la oportunidad de tratar a muchos jóvenes, me llevó a buscar saber el tipo de inteligencia que podía tener él, entonces comencé a entender que podía tratarse de un trastorno. Lo llevamos al neuropediatra y en menos de 15 minutos, me dijo: ‘Su hijo tiene autismo’, sin realizarle ningún tipo de exámenes o cuestionario”, recuerda sobre ese episodio, que lo define como el primer choque que recibió como madre.
Perpleja, pero segura de que su hijo se encontraba en un momento de mucha fragilidad, se puso manos a la obra, pues para ella, conformarse con la terapia física u ocupacional que ofrecía una EPS no era suficiente. Por ello, decidió hacer un curso de pedagogía y aprender sobre terapias, con el fin de convertir su hogar en un lugar donde el pequeño Óscar se desarrollara de la mejor manera, rodeado del amor de su familia.
“Como padres comenzamos a vivir etapas como la negación y el duelo, que es completamente normal; pero luego llegamos a ese momento de decir ‘no’ y trabajar en pro de nuestro hijo. Ahí comenzamos a gestionar todo para ayudarlo, trasladé esas terapias a mi casa, hacíamos piscina de zaragoza, actividades y juegos”, agregó.
Una vez el niño cumplió tres años, notó que todavía no hablaba, razón por la que se animaron a entrar a una fundación en la que, a través de una estrategia que incluía la pintura, logró que comenzara a emitir palabras.
“Ahí me dijeron que comprara dos metros de tela lona y nos tiráramos al piso a pintar, sin importar que nos embarráramos todos, y que en ese proceso yo conjugara el verbo pintaste, yo pinté, estamos pintando, tú pintas. Al día siguiente tenía la lona en la sala y el me dijo ‘vamos a pintar’, ahí vi que él sí tenía esa información en la cabeza, pero faltaba la chispa en el cerebro para poder abrir esa puerta”, explicó Aida Navarro.
Una de las cosas que más le ha llamado la atención del proceso que viven a diario, fue comprender que los niños con autismo tienen una inteligencia visual y pueden desprenderse de su cuerpo, es decir, sentir que su cuerpo no pertenece a ellos.
Otra de las terapias que ha sido clave en el proceso de Óscar Samuel fue reconocerse a través de un espejo, sin embargo, la pasión por la fotografía de Aida Navarro la llevó a involucrar también su cámara.
“Lo senté frente a mí, le mostraba el espejo y le preguntaba que cuál era la carita feliz de Óscar. Él me hacía su carita feliz y yo le tomaba la foto, y así sucesivamente. Al día siguiente, cuando llegó del colegio, le mostré esa fotografía impresa; ahí ya estábamos trabajando en el reconocimiento de su cuerpo, de su persona, porque otras de las características del síndrome, es que ellos se desprenden de su cuerpo y se ven como terceras personas”, explicó.
Rumbo al Smartfilms
Consciente de que hay muchas más familias pasando por la misma situación, Aida se planteaba la relevancia y el impacto que generaría compartir este cúmulo de experiencias. Por esta razón, una vez vio la posibilidad de participar en Smartfilms, entendió que era la oportunidad perfecta para contar su historia y mostrar sus vivencias.
Es tal la necesidad de generar conciencia y visibilización del autismo, que fue ella misma quien dirigió el cortometraje ‘Mi mundo es azul’, en el que además contó con la participación de un excelente grupo de trabajo conformado por Jorge Hernández, Lilia Martínez, Jhoan Velásquez, Esteban Zamudio, Livan Ospino, Neyid Rodríguez y Alexander Corrales.
Con su hijo como protagonista, se animaron a grabar en lugares especiales para él, en Cartagena, entre esos: la playa, el centro histórico y el aeropuerto. Fueron cerca de tres días de rodaje donde el color azul cobra vida, pero también ilumina el camino de quienes así como Aida y Óscar, enfrentan este reto.
‘Mi mundo es azul’, escogido entre más de 2 mil cortometrajes inscritos, participa en la categoría ‘Redvolucionarias TIC’ y recopila en detalles cada uno de esos episodios, características y comportamientos más naturales de su hijo, sin filtros.
Su estreno será este 27 de septiembre a las 7:00 p.m en la sala 6 de Procinal, en el Centro Comercial Bima en Bogotá. Quienes deseen compartir su experiencia, pueden hacerlo utilizando los hashtags #yosoysmartfilms #smartfilm2024
Con esto, Aida Navarro y su familia sueñan con poder crear una comunidad para hablar, retroalimentar y concienciar sobre los Trastornos de Espectro del Autismo (TEA).