Al anochecer, mi pensamiento,
y en el despertar de cada madrugada,
como anhelo de vida pasada,
tu inolvidable nombre siento.
Es tu nombre, vida desafiante,
que hoy me envuelve en promesas,
y, aunque seas solo quimera,
mis largos días nunca te olvidan.
Todavía es un intenso motivo,
más allá de una frenética inspiración,
lleno en vano el hondo vacío
que tu voz dejó en mi corazón.
Pensar que el tiempo no exime,
y ya no importa el destino,
pues trazando mi camino,
aún, en los años, te persigo.
Y me voy con el horizonte,
buscando refugio sereno;
por más que te encuentro,
Antes, me descubre tu nombre.
Inspiración de Jaime Gúzman