Por: Pepe Sánchez
Tomado de www.pepecomenta.com
La reina de Francia de Los Tres Mosqueteros. A ella la odiaba el Cardenal Richelieu, quien le atribuía un romance con el Duque de Buckingham
Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan eran personajes reales, no de ciencia ficción, pero no vivieron en la época de Luis XIII sino en la de su hijo, Luis XIV
Alejandro Dumas dijo que todos los sucesos que describe en la obra, son de su invención, es decir, ficción pura, pero advierte que los personajes, D’Artagnan y los Tres Mosqueteros, Athos, Porthos y Aramís, existieron la vida real, pero no en la época de Luis XIII sino en la de su hijo, el Rey Sol.
Ana de Austria, nacida el 22 de septiembre de 1601, esposa del rey de Francia Luis XIII, la reina de los Tres Mosqueteros, idealizada e inmortalizada por Alejandro Dumas en la obra, tuvo que sufrir el rechazo de su consorte real durante varios años, la mala voluntad de su suegra, Ana de Médicis, el odio de uno de los personajes más influyentes de la Corte, el cardenal Richelieu y vivir un episodio que no se supo si fue ciencia o ficción, un romance con el inglés, George de Villiers, Duque de Buckingham.
Muchos historiadores han citado el hecho como real, verídico, pero nunca ha sido probado y quizá la mayor información, provenga de Los Tres Mosqueteros, la inmortal novela de Alejandro Dumas.
Según el escritor, Villers en su condición de diplomático encontraba siempre un motivo para ir a Francia a cortejar a la reina a quien declaró su amor en múltiples ocasiones, sin tener jamás una respuesta satisfactoria.
-Mi Lord -exclamó la reina- olvidáis que nunca os he dicho que os amaba- afirma Dumas que era una de las respuestas más firmes que la reina daba ante los requerimientos del Duque.
Y tal vez la más destacada de las hazañas de D’ Artagnan, un nativo de Gascuña y el principal personaje de los Tres Mosqueteros, fue salvar a la reina de una celada que le tendió el Cardenal Richelieu, con la que pensaba demostrarle a Luis XIII, que ella le era infiel con el noble inglés.
Tras uno de esos encuentros que provocaba Villiers, Duque de Buckingham, con la reina Ana, ella, desesperada y temerosa de que pudieran matarlo, accedió a darle un regalo de recuerdo.
Hace poco, el rey le había obsequiado doces herretes de diamantes, de los cuales ella le dio dos a su frustrado pretendiente. Enterado de esto, Richelieu urdió un plan diabólico: le pidió a su aliada, Lady Winter, que le robase de alguna manera las joyas a Villiers y se las trajera de regreso a París. Él, una vez las prendas en su poder, le pediría a Luis XIII organizar un baile al que debería asistir la reina, con la orden de lucir ese día los doce herretes de diamantes que el monarca le había regalado en su momento.
Ana parecía perdida. Desesperada ante lo que se le veía encima -una acusación con demostración clara de adulterio y la enemistad entre su familia y otras monarquías europeas, recurrió a una de sus damas de compañía, y surgió el nombre de D’ Artagnan para solucionar el conflicto.
La tarea no era desde luego fácil. Había que hacer el viaje de París a Londres en medio de un ambiente de asechanzas, de intrigas, dé presiones políticas y de impedimentos elaborados por el Cardenal para que nadie pudiese cumplir el trayecto y llegar hasta el Castillo de Buckingham a fin de tratar de ser recibido por el Duque.
Tres capítulos le tomó a Dumas relatar todas las peripecias que vivieron los tres mosqueteros, Athos, Porthos, Aramís y su inseparable amigo, el gascón D’Artagnan, para lograr el objetivo. Incluso, de ellos, solo D’ Artagnan pudo llegar a Londres, para enterarse de que a Villiers le habían robado los dos herretes.
Al final, Villiers de Buckingham consigue que le elaboren otro par idéntico al que le habían sustraído y se los entrega al gascón para que emprenda el viaje de regreso y logre salvar el honor de Ana de Austria.
En el Capítulo XXII de la novela, la reina puede mostrar a Luis XIII los doce herretes, dejando muy malparado al Cardenal, que tenía en su poder los dos que su aliada Lady Winter le había robado a Buckingham.
Ana de Austria, gracias al valor desplegado por los mosqueteros y la audacia y decisión de D’ Artagnan, salió indemne de la trampa y conservó el reinado y después la regencia hasta 1651
¿Y el romance entre Ana y Villiers de Buckingham? Sólo hay el testimonio del novelista Dumas