Una importante revelación se dio en medio de las investigaciones por el polígrafo y las chuzadas a Marelbys Meza, exniñera de Laura Sarabia, mano derecha del presidente Gustavo Petro. Varios policías implicados en la trama confesaron que la orden llegó de “Presidencia”.
A Marelbys no solo la sometieron a un interrogatorio sin orden judicial, frente a una cámara de polígrafo, acusada de haber robado a su jefa, sino que además interceptaron su teléfono ilegalmente, haciéndola pasar como una integrante del Clan del Golfo.
La patrullera Dana Canizales, quien está colaborando con la justicia, confesó: “Me dijeron que era una información de Presidencia, de la Casa de Nariño, pues nunca me imaginé que en Presidencia fueran a montar alguna mentira o una información que no sea verdad”.
El intendente Alfonso Quinchanegua, en su confesión, señaló: “Digamos que en ese entorno la orden era que tocaba interceptar esos números, que era el ‘caso de Presidencia’ u orden de Presidencia, entonces que tocaba hacerlo o hacerlo”.
Hasta hoy persiste el interrogante: ¿quién fue el cerebro de toda esta operación? Si la orden vino de Presidencia, ¿quién la dio? ¿Laura Sarabia, hoy directora del Dapre, participó? ¿El presidente Petro estuvo enterado? ¿Hubo otro funcionario involucrado?
Los policías responsables de mentir, alterar y engañar a la justicia abrieron la caja de pandora y confesaron que la “orden salió de Presidencia”.
Este domingo, la revista Semana reveló el expediente de la Fiscalía con las pruebas, declaraciones y documentos que llevaron a cuatro policías de la Sijín, en Bogotá, a aceptar su responsabilidad, explicar cómo se diseñó y ejecutó el plan criminal para convertir a la niñera Marelbys Meza en una criminal al servicio de alias Siopas, el fallecido heredero de Otoniel. Todo lo hicieron para “justificar” la persecución que emprendieron, con todo el poder del Estado, contra Marelbys y su círculo más cercano. Por eso también siguieron e interceptaron a Fabiola Perea y a un hombre conocido como Pini, amigo de la niñera.
Los uniformados, que al inicio de la investigación negaron todo, ahora hacen fila para contarle a la Fiscalía cómo fue que alteraron los informes de policía judicial, de dónde venían las órdenes y quién se las dio para interceptar las comunicaciones de Marelbys. También confesaron que hubo reuniones secretas. “Tocaba o tocaba”, dijeron los policías en sus declaraciones.
Los investigadores entregaron detalles de lo que ocurrió después del hurto en el apartamento de Laura Sarabia. Además, indicaron que la estrategia criminal se ejecutó desde el polémico piso 13 del edificio de la Dian, a unos pasos de la Casa de Nariño. Todos trazaron una ruta rápida e ilegal para obligar a la entonces niñera a admitir que había sido la responsable de ese robo.
Todos los elementos de “prueba” se entregaron a los patrulleros que se encargarían de hacer el montaje contra Marelbys, en un informe con destino a la Fiscalía, basado en una fuente que ya había declarado en otras investigaciones y que fue manipulada para aportar información mentirosa. Pero algo, según la patrullera Dana Canizales, no le gustó al entonces jefe del grupo de hurto a residencias de la Sijín, el capitán Óscar Leonardo Mojica.
El montaje
Un día después del hurto se imprimió el primer informe de policía judicial. Un relato de los investigadores firmado con rigurosidad y al que, misteriosamente, 24 horas más tarde, le aparecieron documentos adjuntos. El patrullero Cabana denunció que sus jefes sumaron la entrevista de una supuesta fuente de información con detalles de quién podría ser la responsable del hurto al apartamento de Laura Sarabia y la necesidad de interceptar sus comunicaciones.
“Hay un informe del 31 (de enero de 2023) y ese yo no lo hice, mi intendente Quinchanegua se disgustó, hubo como un choque y me dijo ‘Ese fue el informe’, y le dije que no, porque aparece un anexo que no había adjuntado yo, me dijo que no, que sea serio, que así se subió al Spoa (sistema de la Fiscalía)”, dijo el patrullero Cabana en su declaración.
De esa reunión, según el arrepentido intendente Quinchanegua, salió la orden o “amenaza” para interceptar las comunicaciones de Marelbys Meza y sus amigos. El investigador, privado de la libertad, decidió, a pesar del miedo, contar cómo recibió órdenes de Presidencia para “hacer lo que fuera” para perseguir a la niñera y utilizar los recursos del Estado en ese fin.