Por: Roberto Carlos Díaz Salina
En su reflexión «Pensamientos Formativos Curriculares», el Dr. Reynaldo Mora Mora nos presenta una crítica profunda y apasionada sobre los efectos negativos que la política educativa neoliberal de estandarización y homogenización ha tenido sobre la formación integral de los estudiantes en Colombia. El Dr. Mora cuestiona cómo este enfoque ha deshumanizado la educación, reduciendo a los estudiantes a simples receptores de conocimiento, medidos por su desempeño en pruebas estandarizadas, en lugar de ser vistos como sujetos con capacidades, talentos y contextos únicos. Su llamado a salvar la escuela y rescatar la humanidad de los estudiantes es un recordatorio urgente de la necesidad de transformar la educación.
El Dr. Mora también pone en tela de juicio los pilares de las pruebas estatales, que durante más de 50 años han servido como una herramienta de exclusión, particularmente para aquellos jóvenes que aspiran a la educación superior. Según el Dr. Mora, estas pruebas no solo limitan las oportunidades de los estudiantes, sino que también traicionan los principios de la Constitución Política de 1991, que en sus artículos 67, 68, 69 y 95 defiende el acceso a la educación como un derecho fundamental y promueve un Estado Social de Derecho.
Uno de los puntos más importantes de la reflexión del Dr. Mora es su rechazo al horror estandarizante del Icfes y su defensa de un currículo contextualizado. El currículo, para Mora, es el alma de la institución educativa, una construcción colectiva que debe reflejar las particularidades culturales, históricas y sociales de cada comunidad educativa. Este enfoque dialoga con las propuestas de los teóricos críticos del currículo, quienes han argumentado que la educación debe estar profundamente vinculada con el contexto cultural y social de los estudiantes. Por ejemplo, Michael Apple, en su obra «Ideología y Currículo» (1979), ha señalado cómo los currículos estandarizados a menudo reflejan y refuerzan las estructuras de poder y privilegio existentes, en lugar de servir como una herramienta para la equidad y la inclusión.
El Dr. Mora propone que el currículo debe ir más allá de ser una simple colección de temas o contenidos de enseñanza. En cambio, debe ser visto como un proceso de construcción colectiva que permite a los estudiantes reflexionar sobre su realidad, expresar sus emociones y desarrollar una conciencia crítica sobre el mundo que los rodea. Esta visión del currículo como un «relato formativo» coincide con el concepto de «currículo vivenciado», propuesto por Henry Giroux, quien ha defendido que el currículo debe ser una práctica social que permita a los estudiantes construir sentido a partir de sus experiencias y cuestionar las estructuras sociales injustas.
El enfoque del Dr. Mora en la formación integral de los estudiantes, que incluye el cultivo de virtudes cívicas y la capacidad de resistir los efectos deshumanizadores del neoliberalismo, es de vital importancia en el contexto actual. La escuela no solo debe ser un lugar donde los estudiantes adquieran conocimientos académicos, sino también un espacio donde desarrollen valores éticos y morales que les permitan enfrentar los desafíos de una sociedad cada vez más competitiva y alienante. En este sentido, la propuesta del Dr. Mora se articula con los planteamientos de Paulo Freire en «Pedagogía de la Autonomía» (1996), donde Freire argumenta que la educación debe formar sujetos críticos, capaces de interpretar y transformar su realidad.
Además, el Dr. Mora resalta la importancia de la autonomía social en la formación de los estudiantes, lo que implica no solo el desarrollo de habilidades cognitivas, sino también la capacidad de actuar de manera ética y responsable dentro de la sociedad. Este enfoque coincide con la visión de Gert Biesta, quien en su libro «The Beautiful Risk of Education» (2014) afirma que la educación debe ser un proceso arriesgado que no solo se enfoque en la transmisión de conocimientos, sino también en la formación de sujetos autónomos y responsables.
El Dr. Mora propone que el currículo debe ser un vehículo para que los estudiantes desarrollen una sensibilidad ética y política frente a las problemáticas sociales contemporáneas, como la corrupción, la desigualdad y la alienación que produce el neoliberalismo. Al hacerlo, el currículo se convierte en un espacio donde los estudiantes pueden desarrollar una conciencia crítica sobre su entorno, aprender a hacer preguntas sobre las injusticias que observan y a pensar de manera independiente. Este proceso formativo no solo les permitirá convertirse en ciudadanos informados y comprometidos, sino que también les ayudará a enfrentar las dificultades emocionales y psicológicas que a menudo acompañan la vida en una sociedad neoliberal.
La reflexión del Dr. Reynaldo Mora Mora es un llamado urgente a repensar la educación en Colombia, alejándola de las políticas neoliberales de estandarización y homogenización, y hacia una visión más humanista, crítica y contextualizada del currículo. Su énfasis en la formación integral de los estudiantes, el currículo como un relato formativo, y la importancia de la autonomía social y ética en la educación nos invita a imaginar una escuela que no solo transmita conocimientos, sino que forme ciudadanos capaces de enfrentar los desafíos del mundo actual con dignidad y responsabilidad. Este ejercicio hace parte de los procesos de formación en el Programa de Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlantico-RudeColombia, a fin de promover la lectura y escritura en el campo del currículo.