El primer paciente de Neuralink: «La gente cree que es como Matrix»

Noland Arbaugh, el primer paciente en recibir un implante cerebral de Neuralink, se ha convertido en un ejemplo viviente de los avances en tecnología y neurociencia. A sus 30 años, este estadounidense ha experimentado un cambio radical en su vida desde que un accidente lo dejó tetrapléjico hace ocho años. El sueño de viajar a Francia parecía inalcanzable hasta que, gracias a Elon Musk, fundador de Neuralink, Arbaugh ha logrado alcanzar metas que antes parecían imposibles. “La gente cree que es como Matrix«, comentó en una entrevista reciente con ‘Euronews Next’, refiriéndose a las ideas erróneas sobre su experiencia con el chip cerebral.

El accidente que cambió su vida ocurrió a los 22 años, mientras trabajaba en un campamento de verano en Pensilvania. Un día de verano en un lago artificial terminó en tragedia cuando un golpe inesperado lo dejó inmovilizado. A partir de ese momento, comenzó su lucha por adaptarse a una nueva realidad. «Como tetrapléjico, lo único que me queda es el cerebro», expresó Arbaugh, recordando los duros años que siguieron a su accidente.

En enero de este año, Arbaugh fue seleccionado para un ensayo clínico de Neuralink, empresa fundada por Musk, cuyo objetivo es desarrollar interfaces cerebro-ordenador (BCI). Este dispositivo, del tamaño de una moneda, se implanta quirúrgicamente en el cráneo y permite a las personas interactuar con dispositivos electrónicos mediante la actividad cerebral. En marzo, Musk compartió un vídeo en el que Arbaugh jugaba ajedrez en línea utilizando únicamente su mente para mover el cursor, lo cual marcó un hito en la ciencia aplicada a la discapacidad. “Lo que ha hecho el chip por mí es ayudarme a interactuar mejor con el ordenador para aprender cosas”, relató, emocionado por las nuevas posibilidades que le ha brindado la tecnología.

Antes de recibir el chip cerebral, Arbaugh utilizaba un bastón bucal para controlar el cursor del ordenador, una tarea ardua y limitante. Ahora, con el implante, ha podido no solo jugar al ajedrez de manera más cómoda, sino también aprender nuevos idiomas como francés y japonés. «Ahora puedo tumbarme en la cama si quiero y jugar al ajedrez durante horas», explicó, destacando la facilidad con la que puede disfrutar de actividades que antes le resultaban agotadoras.

A pesar de los avances significativos, el camino no ha estado exento de desafíos. Poco después de la operación, Arbaugh experimentó problemas con el funcionamiento del dispositivo. Los hilos ultrafinos que conectaban el chip con su cerebro se desprendieron, reduciendo la cantidad de electrodos que podían medir las señales cerebrales. «Después de la operación, nunca hubo un momento en el que todos los hilos estuvieran en su sitio. Sólo un mes parecía una broma cruel, sinceramente. Así que fue bastante duro», confesó Arbaugh. Sin embargo, tras una rápida recuperación, su optimismo se mantuvo firme. “Aunque ocurriera algo terrible, sabía que me ayudaría a mejorar en el futuro”, aseguró, reflejando su determinación.

El segundo paciente de Neuralink recibió su implante en agosto, y hasta ahora no ha presentado problemas con los hilos del dispositivo, lo que refuerza la confianza en el potencial de esta tecnología. Arbaugh, por su parte, se muestra esperanzado sobre el futuro de las interfaces cerebro-ordenador. “Sé que es posible. Creo que va a ocurrir durante mi vida”, afirmó con respecto a la posibilidad de que personas con parálisis puedan recuperar el movimiento gracias a estas tecnologías. Si bien su interés inicial era estudiar Derecho, ahora, con su experiencia en el ensayo de Neuralink, Arbaugh ha desarrollado un profundo interés en la neurociencia, lo que podría llevarlo a replantear su futuro académico.

Neuralink no solo representa una innovación tecnológica, sino una esperanza para miles de personas con discapacidades motoras. La idea de poder controlar dispositivos electrónicos con la mente ha dejado de ser ciencia ficción para convertirse en una realidad tangible. Si bien aún quedan retos por superar, el caso de Noland Arbaugh demuestra que estamos cada vez más cerca de un futuro en el que las personas con parálisis podrán tener una vida más plena e independiente.