Incertidumbre regulatoria y proyectos en pausa frenan la confianza de los inversionistas.
El sector energético en Colombia atraviesa momentos de incertidumbre que están impactando significativamente la confianza inversionista. Según una reciente advertencia del Consejo Mundial de Energía Colombia, los cambios en las reglas del juego y los retrasos en proyectos clave han generado un ambiente poco favorable para el desarrollo de nuevas inversiones, cruciales para garantizar la sostenibilidad energética del país.
El director ejecutivo del Consejo Mundial de Energía para Colombia, Daniel Díaz, afirmó en una entrevista radial que “uno de los principales riesgos está relacionado con la incertidumbre que tiene el sector ante el cambio de reglas de juego, que lo que hace es que ahuyenta al inversionista, o genera incertidumbre en el inversionista, para que desarrolle los proyectos que estamos requiriendo”. Esta situación está limitando el avance de proyectos de gran envergadura que el país necesita, afectando no solo al sector privado sino también a miles de hogares que dependen de un suministro estable de energía.
Entre los principales factores que están generando preocupación en el sector destacan los cambios propuestos por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), específicamente sobre la estructura tarifaria en Colombia. Estos cambios, junto con el aumento en las tarifas de energía y la demora en la puesta en marcha de proyectos de transmisión, están creando un panorama de incertidumbre. En particular, la entrada en operación de proyectos eólicos y solares se ha visto afectada por numerosos retrasos, impidiendo el crecimiento de una matriz energética más diversificada.
Uno de los ejemplos más evidentes de los efectos de esta incertidumbre es el caso del proyecto de transmisión Chivor Norte y Sogamoso. El Grupo de Energía de Bogotá ha señalado que los retrasos en la operación de este proyecto han impedido garantizar el suministro de energía a importantes empresas como Oracle y Falabella. Además, más de 40.000 viviendas en el país no tienen hoy la seguridad de contar con el recurso energético, lo que subraya la magnitud del problema.
Díaz hizo un llamado a establecer “soluciones y alternativas” que permitan mantener estables las reglas del juego para los inversionistas. Señaló que es esencial generar regulaciones claras que ofrezcan confianza a quienes deseen apostar por el desarrollo energético en Colombia. “Tenemos que generar soluciones y alternativas y regulaciones lo suficientemente claras y mantener estables las reglas de juego para que el inversionista se sienta respaldado, genere las inversiones y que sienta que de alguna manera, se están respetando sus reglas de juego actuales y futuras”, añadió Díaz, enfatizando la importancia de la estabilidad en el sector.
Otro punto clave en el discurso del Consejo Mundial de Energía es la necesidad de diversificar la matriz energética del país, que actualmente depende en un 60% de fuentes hidroeléctricas. Díaz advirtió que la dependencia excesiva de este tipo de energía podría generar riesgos en momentos de fenómenos climáticos, afectando la prestación del servicio tanto en los hogares como en la industria. La diversificación es vista como una estrategia fundamental para garantizar la seguridad energética a largo plazo.
“Mientras más variedad tenga en esa matriz, mientras más se parezca a una canasta diversificada, más segura va a ser, de manera más inteligente y de manera más adecuada, va a poder responder ante diferentes contingencias que se presenten”, destacó el directivo. Con una matriz diversificada, Colombia estaría mejor preparada para enfrentar cualquier eventualidad y asegurar un suministro constante de energía.
Finalmente, el Consejo Mundial de Energía resaltó la importancia de las comunidades energéticas como una iniciativa del Gobierno para lograr la autosostenibilidad. La «humanización de la energía» se ha convertido en un concepto central para la organización, que busca educar a las comunidades sobre el impacto de sus patrones de consumo, el mantenimiento de los sistemas energéticos, y la participación activa en el cambio de hábitos. Esto, aseguran, es clave para la sostenibilidad del sistema a largo plazo.
La estabilidad del sector energético y la confianza de los inversionistas serán cruciales para que Colombia pueda continuar desarrollando su infraestructura energética, garantizando así un suministro seguro y sostenible para todos los colombianos.