Primer aniversario de la partida del maestro Fernando Botero (mi mensaje a su hijo Fernando)

Por Amylkar David Acosta Medina

Fernando, buenos días, te felicito por la entrevista que publica hoy el diario El Tiempo, en la que, con pinceladas de amor filial, esbozas lo que fue en vida la personalidad del renombrado y reputado, más que famoso, artista de todos los tiempos, tu padre Fernando Botero.

Si existiera un premio Nobel de las artes, sin lugar a dudas no tendríamos un sólo laureado con el mismo, Gabo, sino que tendríamos dos.

Afortunadamente él fue un personaje que trascendió más allá de su periplo vital gracias a su magnífica obra, por ello seguirá siendo, prolongándose en la genialidad de sus obras de arte, que son imperecederas.

El Maestro Botero, además de pintor excelso y escultor insigne fue una persona de una enorme sensibilidad y empatía. Su obra lo inmortalizó.

El Maestro Botero fue consciente de que, como afirmó Goethe, “el arte es largo y la vida es breve”, por ello trabajó con tesón y sin descanso hasta solo tres días del último hálito de su existencia. Ello es lo que explica el frenesí con el que pintó, dibujó y esculpió la prolífica obra que dejó como su mejor legado a la humanidad.

Casi cumple su sueño, como tú lo anotas, de “morir como Picasso, con un pincel en la mano”.

Definitivamente, el Maestro Botero fue para la plástica y las artes lo que fue Gabriel García Márquez para la literatura, dos colombianos, dos figuras cimeras y emblemáticas, encumbradas en el pináculo de la grandeza. Honor y gloria para ellos!

Cota, septiembre 15 de 2024