Pegaso, su misterio y conexiones internacionales: el caso del ingeniero israelí en MedellínEl vuelo de pegaso

En la última edición de la revista Cambio, el periodista Daniel Coronell aborda un enigma perturbador que ha captado la atención de la opinión pública.

La misteriosa muerte del ingeniero de sistemas israelí Yariv Bokor, de 49 años, ha dejado más preguntas que respuestas. Encontrado sin vida en su apartamento del barrio El Poblado en Medellín, el cuerpo de Bokor presenta signos inquietantes: vidrios rotos, manchas de sangre y testimonios contradictorios de los vecinos.

La unidad investigativa del diario El Tiempo ha revelado detalles intrigantes sobre Bokor, un aficionado al parapente y empresario con un perfil enigmático. Aunque su empresa en Colombia, Bokor Technology Consulting Services, tuvo una existencia efímera, su trayectoria revela una red de conexiones y propiedades en Estados Unidos que no parecen corresponder con su perfil profesional.

Más allá de su aparente éxito en el mundo tecnológico, Bokor estaba vinculado a Sandvine, una compañía canadiense acusada de actividades de espionaje y violación de derechos humanos a nivel global. La conexión de Bokor con Sandvine y su residencia en Colombia despiertan interrogantes sobre posibles vínculos con operaciones de vigilancia y censura.

El caso se vuelve aún más inquietante cuando se considera que Sandvine comparte un socio con la empresa israelí NSO, conocida por desarrollar el infame software espía Pegasus. Este software, adquirido en un escandaloso negocio de 11 millones de dólares durante el gobierno de Iván Duque, ha sido utilizado para monitorear y atacar a críticos y disidentes.

Coronell profundiza en las conexiones internacionales y las posibles implicaciones de este caso, abriendo un panorama que sugiere un entramado de espionaje y corrupción con ramificaciones que podrían ir más allá de lo que se ha revelado hasta ahora.