Venezuela y el pupilo negado de Bolívar

Rodney Castro, columnista.

Por: Rodney Castro.

En estos días he estado muy conmovido con lo que ocurre en Venezuela, la sin salida que ofrece la dictadura, es desgarradora. La diáspora sigue en aumento. Pedazos de familias venezolanas dispersas por el mundo, siempre mirando al cielo clamando por una nueva oportunidad para estar juntos y tranquilos en su patria.

Así como el COVID, que un día llegó y nos estrujó el alma haciéndonos valorar las cosas más elementales y esenciales de nuestras vidas, el régimen autoritario de Maduro nos hizo entender el privilegio que nos ofrece la democracia. Es la dictadura una especie de virus que hace que quienes la padezcan respiren con dificultad, ofrece desolación y un lloro permanente, aunque en los ojos, a fuerza de repetición, la humedad sea cosa del pasado.

Es una crisis que muchos pensaron temporal, pero pasan los días, los meses, los años, y el fin de la mala hora no se avizora. Llegan lideres con el corazón henchido de patria que arriesgan todo, repletan de esperanza al pueblo y cuando por fin se acercan al monstruo, este ataca y los aplasta. Sin más, sin pedir permiso, sin respetar derechos, solo blande su implacable espada de Damocles y acaba de un tajo con la Fe que emergía. No obstante, ese mismo hierro pudiera ser la llave de salvación de toda una nación, pues cada noche descansa sostenido por un pelo de caballo con dirección a la cabeza del monstruo.

Lo último que deseamos para Venezuela, es un desenlace con más sangre y dolor. Es preciso que los cercanos a la dictadura comprendan y le hagan entender a su jefe lo acorralados que se encuentran. Qué tal como ocurría con la Hidra de Lerna en la mitología griega, que tenía la virtud de generar dos cabezas de dragón por cada una amputada, de cada líder demócrata que se va al exilio en Venezuela, surgen otros en el corazón mismo del pueblo, dispuestos a superar sus miedos para una vez más, continuar con la lucha que finalmente les de la libertad. Las nuevas Marías Corinas, Leopoldos, Edmundos, Capriles, Guaidoes nunca faltarán en esa sufrida patria.

Y es que no hay manera de claudicar, pues es allí donde están sus muertos, familias, patrimonios, los recuerdos más importantes y hermosos… y además, saben esos lideres que representan la ilusión de vida de más de 250 presos políticos; de más de 7,7 millones de venezolanos que han huido del país; de casi 19 millones de personas que requieren ayuda humanitaria por no poder acceder a atención en salud y nutrición adecuada. ( Human Rights Watcha (HRW), 2024).

De repente Venezuela, un país quimérico de oportunidades, bienestar y progreso se convirtió en un territorio de horror en donde según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), todos los días ocurren asesinatos, desapariciones forzadas de corta duración, detenciones arbitrarias, torturas, malos tratos, violencia sexual y de género contra los opositores del gobierno.