La región Caribe de Colombia sigue enfrentando una profunda crisis eléctrica, que afecta a más de 10 millones de personas en ocho departamentos. Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía, explicó que la situación es compleja debido a la alta proporción de población en los estratos 1, 2 y 3, que representan más del 80 % del mercado energético en la zona.
Estos usuarios, aunque reciben subsidios del Gobierno para cubrir el consumo básico, enfrentan altos costos debido al exceso de consumo, impulsado por el clima cálido de la región.
Los subsidios cubren solo hasta 170 kWh, mientras que el consumo real en la región ronda los 250 kWh. Como resultado, el excedente debe pagarse a precio pleno, lo que para muchos hogares vulnerables resulta impagable. A esta situación se suma la falta de inversión en infraestructura por parte de las empresas que reemplazaron a Electricaribe, lo que ha empeorado la calidad del servicio en la última década.
Aunque las empresas Air-e y Afinia han mejorado algunos aspectos del servicio en los últimos cuatro años, como la reducción en la duración y cantidad de cortes, las altas tarifas siguen siendo el principal problema para los usuarios. Acosta afirmó que la solución pasa por un apoyo decidido del Gobierno, comenzando por la cancelación de la deuda de subsidios y la implementación de un crédito puente para dar liquidez a las empresas mientras se tramitan soluciones a largo plazo en el Congreso.
Una de las principales preocupaciones también es la volatilidad en el mercado de la energía. El costo del kWh en bolsa ha subido drásticamente en los últimos meses, pasando de $121.79 en julio a $797.17 en septiembre. Para mitigar este impacto, Acosta propone que las empresas minimicen su exposición al mercado de bolsa y prioricen los contratos bilaterales con generadores, donde los precios son más estables.
Finalmente, se está evaluando la creación de una empresa energética regional para la generación de energía en el Caribe, aunque este proyecto aún debe desarrollarse y analizarse para determinar su viabilidad.
La crisis en la región Caribe sigue sin resolverse y requiere de soluciones estructurales para garantizar un servicio eléctrico estable y asequible para la población más vulnerable.