El ríobus Karakalí, presentado como solución innovadora para la movilidad fluvial en Barranquilla, permanece inactivo nueve meses después de su inauguración, generando críticas por la falta de transparencia en el uso de recursos públicos y el silencio de las autoridades.
En el corazón de Barranquilla, desde el parque de la Intendencia Fluvial, junto al caño de la Auyama, un ciudadano denuncia el estado de abandono del ríobus Karakalí, una embarcación que fue presentada con bombos y platillos por el exalcalde Jaime Pumarejo, pero que hoy se encuentra inoperativa y olvidada. El proyecto, que prometía revolucionar la movilidad fluvial de la ciudad, debía iniciar sus recorridos el pasado 20 de diciembre, hace ya nueve meses, pero hasta ahora, sus viajes nunca comenzaron.
“Esta es la famosa caseta donde se iban a comprar los tiquetes para subirse en el ríobus de Jaime Pumarejo, vea, el famoso Karacalí, el único recuerdo que quedó fue esto, aquí es donde se iba a recargar los tiquetes”, señala el ciudadano con evidente frustración, señalando la estructura vacía, que iba a ser el punto de partida para esta ambiciosa iniciativa de transporte.

El ríobus Karakalí, bautizado como símbolo de una nueva etapa para la movilidad en Barranquilla, debía surcar las aguas del río Magdalena, uniendo diferentes puntos estratégicos de la ciudad. Sin embargo, la realidad dista mucho de las expectativas generadas. «Se fue Jaime Pumarejo y se llevó su ríobus», sentencia el denunciante, quien lamenta que lo único tangible que queda de la promesa es una cabina vacía de venta de boletos.
Inversión pública sin resultados visibles

La desilusión no se limita solo a la falta de operación del ríobus, sino también al uso de los recursos públicos. «Lo más triste es que esto fue inversión con plata de nuestros impuestos», añade el ciudadano, visiblemente indignado por la falta de respuestas y el silencio de los medios de comunicación locales. «Los periodistas de Barranquilla hablan de los carrotanques de Petro, hablan de cualquier otra cosa, y del ríobus no dicen nada, ¿qué pasó con el ríobus?», se pregunta, exigiendo claridad sobre el destino de los fondos invertidos en un proyecto que, hasta ahora, parece haber quedado en el olvido.
La crítica se extiende también a la clase política de la ciudad. El denunciante hace un llamado al concejal Antonio Bohórquez, miembro de la oposición, cuestionando su falta de acción y su aparente indiferencia ante el tema. «¿Qué pasa, que no hace un llamado, qué pasó con el ríobus, dónde quedó ese billetico que invirtieron en el ríobus?», increpa, sugiriendo que el ríobus Karakalí es solo «un elefante blanco más en la ciudad de Barranquilla».
Silencio y falta de transparencia
Hasta el momento, ni las autoridades locales ni los responsables del proyecto han ofrecido una explicación clara sobre el destino del ríobus Karakalí o sobre los motivos que impiden su operación. La situación ha generado desconfianza y descontento entre los ciudadanos, quienes exigen respuestas concretas sobre el uso de sus impuestos y el verdadero estado del proyecto.
Esta denuncia pública pone en evidencia una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía: la falta de transparencia en la gestión de los recursos y la tendencia a olvidar proyectos emblemáticos que nunca se concretan. Mientras tanto, el ríobus Karakalí permanece varado en la memoria colectiva como un símbolo de promesas incumplidas y de la gestión fallida de un proyecto que pudo haber sido un gran aporte a la movilidad de Barranquilla.
De la Redacción 3: Y.A.