Esteban Santos asume el control del imperio de esmeraldas tras la boda con Gabriela Tafur

En un giro significativo en la industria esmeraldífera de Colombia, Esteban Santos, hijo del expresidente Juan Manuel Santos, ha sido nombrado administrador del famoso imperio de esmeraldas, previamente dirigido por Víctor Carranza, el conocido «zar de las esmeraldas». Este traspaso de mando se produce en un contexto de grandes cambios personales y profesionales para Santos, quien recientemente se casó con Gabriela Tafur en una elegante ceremonia en el Valle del Cauca.

La administración del emporio, que durante 50 años fue forjada por Carranza, ahora está bajo la compañía Crest Investment, dirigida por el millonario Jamal Daniel. Este empresario, de origen sirio-norteamericano, ha estado infiltrándose en la escena de las esmeraldas desde 2009, cuando, en conjunto con su socio Charles Burgess, fundó Minería Texas Colombia. La mina Puerto Arturo, altamente valorada por Carranza, se ha convertido en el epicentro de sus operaciones.

Jamal Daniel, que asumió el control de Muzo Colombia y sus empresas asociadas, decidió confiar en Esteban Santos después de que Charles Burgess se retirara tras más de una década al mando. Santos no solo aporta una formación académica en Historia y Administración de prestigiosas universidades como Virginia y Harvard, sino también una conexión familiar con el entorno político colombiano que podría ser beneficioso para las operaciones del grupo en el país.

La región de Muzo, en Boyacá, reconocida mundialmente por sus esmeraldas, se ha convertido en un territorio clave para las inversiones de Santos y Daniel. Mientras tanto, Santos se ha rodeado de un equipo de expertos, como Yolima Jiménez y Camilo Acero, para fortalecer las relaciones locales y asegurar el éxito de la Fundación Muzo, destinada a proyectos sociales en la comunidad.

En este marco, el grupo liderado por Esteban Santos y Jamal Daniel se perfila como el conglomerado más grande en el sector de esmeraldas en Colombia, desafiando la competitividad de rivales como Fura Gemas. Desde su base en Houston, Santos se encarga de las relaciones internacionales de un negocio que, a pesar de su contexto histórico marcado por la violencia, busca avanzar hacia un futuro más próspero y sostenible.

El legado de Carranza, cuyo estilo de vida oscilaba entre la legalidad y la ilegalidad, sigue presente en este nuevo capítulo del imperio de las esmeraldas. La influencia política que Santos ha heredado podría desempeñar un papel crucial en la transformación de esta industria, marcada por las sombras del pasado.