La ONU y organizaciones de derechos humanos exigen la liberación inmediata del líder kogui Daniel Nolavita, desaparecido desde hace más de una semana tras ser secuestrado junto a su esposa en la Sierra Nevada de Santa Marta.
La desaparición de Daniel Nolavita, un líder indígena de la comunidad kogui, ha generado una ola de preocupación y llamados urgentes por parte de organizaciones de derechos humanos y entidades internacionales. Nolavita, de 22 años, fue secuestrado junto a su esposa el pasado 3 de septiembre en la vereda Cherúa, una zona rural del corregimiento de Ciénaga, en el departamento de Magdalena. Aunque su esposa fue liberada pocas horas después, su paradero sigue siendo un misterio, lo que ha llevado a una serie de exigencias y pronunciamientos tanto nacionales como internacionales.
Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se ha solicitado al Gobierno Nacional que realice una «búsqueda inmediata y urgente» para dar con el paradero de Nolavita. La ONU ha instado a «quien lo tenga en su poder a liberarlo y respetar su vida e integridad». A su vez, ha urgido a los grupos armados no estatales a respetar los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
La situación es especialmente preocupante debido a la presencia de varios grupos armados en la región, como las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN) y el Clan del Golfo, quienes han negado su implicación en la desaparición del líder kogui. Según declaraciones de las ACSN, la desaparición de Nolavita se produjo en un momento en que ellos mantenían un enfrentamiento con el Clan del Golfo, sugiriendo la posibilidad de que este último grupo fuera responsable. Sin embargo, el pasado viernes, el Clan del Golfo emitió un comunicado en el que también negó cualquier participación en el secuestro de Nolavita, asegurando que «nada tiene que ver con el secuestro o desaparición».
Juliette de Rivero, representante del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia, expresó su preocupación por la situación: “Le pido a los actores armados que lo tienen respetar su integridad física, respetar su vida y ponerlo en libertad, para que su esposa, sus hijos y el pueblo Kogui lo puedan recibir”.
Por su parte, la Plataforma de Defensores de Derechos Humanos, Ambientales y Liderazgos de la Sierra Nevada (Pdhal-SN) ha confirmado que Nolavita fue sacado por la fuerza de su hogar por hombres armados. El secuestro tuvo lugar en la vereda Cherúa, área rural de Ciénaga, una zona donde operan varios grupos armados. A pesar de los esfuerzos y llamados de atención, el líder indígena lleva ya más de una semana desaparecido.
Una hipótesis: los combates que se han librado en la SNSM., y en especial el último, ocurrió cerca de su finca y del asentamiento, Tunañgaxa. Al parecer Daniel es acusado, sin pruebas, como siempre pasa, de entregar información. Hemos insistido en el principio de distinción.
— PDHAL Sierra Nevada de Santa Marta (@PdhalSN) September 10, 2024
La Alta Consejera para la Paz de Santa Marta, Jennifer del Toro, también se ha sumado a los llamados de urgencia para garantizar el regreso seguro de Nolavita a su comunidad: “Instamos a quienes lo tengan en su poder a liberarlo de inmediato y respetar su vida”.
En el marco de la búsqueda del líder indígena, las autoridades han enfrentado obstáculos significativos, dada la compleja situación de seguridad en la Sierra Nevada, donde operan diversos actores armados ilegales. El grupo conocido como ‘Los Pachencas’, vinculado con actividades de narcotráfico y extorsión, también negó tener en su poder a Nolavita, alineándose con la declaración del Clan del Golfo.
Mientras tanto, los familiares de Nolavita, su comunidad y organizaciones de derechos humanos continúan en estado de alerta y exigen respuestas rápidas y efectivas. La incertidumbre y el temor siguen creciendo en la región, ya que cada día que pasa sin noticias del líder kogui representa una amenaza latente para la paz y la seguridad de las comunidades indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta.
La desaparición de Nolavita no es un hecho aislado, sino que se enmarca en un contexto de violencia y amenazas persistentes contra los líderes indígenas y defensores de derechos humanos en Colombia. La urgencia por su liberación se intensifica mientras pasan los días y el silencio de los grupos armados persiste. Las miradas ahora están puestas en las acciones que puedan tomar tanto las autoridades nacionales como los organismos internacionales para garantizar su regreso seguro.
De la Redacción 3
Y.A.