Sin ninguna duda el incremento en el costo del Acpm y la gasolina se traduce en un aumento de las tarifas del transporte y de la logística para dicha actividad en nuestro país, lo que automáticamente conlleva a un seguro encarecimiento de los productos y servicios que se transportan por vehículos alimentados por los combustibles antes mencionados, tales como alimentos y otros que igualmente son básicos para la supervivencia de la ciudadanía en general.
Indudablemente el aumento de los precios del galón de los combustibles a que hoy hacemos referencia, impacta directamente en la operación de las conocidas tractomulas.
A propósito, el gobierno de Colombia anunció un ajuste al precio de la gasolina y al conocido Acpm que ha implicado, mes a mes, incrementos que han afectado a los gremios relacionados con el transporte en nuestro país, tales como el último aumento, que comenzó a regir desde el pasado 1 de julio, con lo que 11 de las 13 ciudades principales del país quedaron pagando un galón de gasolina por encima de 14.000 pesos y un valor también considerado muy alto para el gremio de transportadores, que decidieron permanecer en un paro indefinido, lo que seguramente traerá como consecuencia muchos inconvenientes para la economía nacional, por el encarecimiento de los artículos de primera necesidad, componentes de la canasta familiar; lo más probable es que estos aumentos en sus costos se continúen presentando en los próximos días, especialmente en las grandes ciudades de Colombia.
Es muy seguro que el aumento en los precios de la gasolina y al Acpm puede tener un impacto negativo muy significativo en la economía de muchas empresas, de ahí la importancia de tener clara una estrategia que le haga frente a esta situación y que busque limitar los impactos económicos para la ciudadanía en general.
Lo cierto es que el aumento del precio de la gasolina y el Acpm nunca ha pasado desapercibido para la ciudadanía, ni mucho menos para las empresas transportadoras; y los ciudadanos que necesitan “tanquear” su carro día a día, lo cual se traduce en un crecimiento de sus gastos diarios en el marco de la canasta familiar.
Pero no se trata solo de eso, el incremento de la gasolina y el Acpm se convierte en un aumento de los costos de transporte y la logística, lo que conduce a un encarecimiento de los productos y servicios, como alimentos y otros bienes básicos, es decir la gasolina también se involucra en el impacto que produce la inflación colombiana.
No caben dudas que las consecuencias del paro al que hoy hacemos referencia, son el desabastecimiento, la afectación del empleo y el impacto a la inflación, lo cual podría llevar a la escasez de productos de la canasta familiar, las empresas enfrentarán retrasos, no tendrán movilización de carga y se van llenando de inventario, es como una venta perdida y la producción perdida no se recupera nunca.
Al no llegar a ningún tipo de acuerdo con el Gobierno nacional –hasta ahora– los bloqueos y movilizaciones por parte del gremio de transportadores, que están en contra del alza en el precio del Acpm, se mantiene a nivel nacional.
Lo cierto es que hasta este momento no es fácil establecer una planificación que haga frente al incremento del valor de la gasolina y el Acpm, sin renunciar a la efectividad y la eficiencia, pero sí es necesario hacerlo si se aspira a mantener un margen de ganancia que haga viable el negocio de los transportadores.
Quedamos a la expectativa.