POR: ROBERTO CARLOS DIAZ SALINA
El Doctor Reynaldo Mora Mora, en su reflexión «Pensamientos formativos curriculares», pone en evidencia la importancia de la narrativa en la Práctica Pedagógica (PP) y su papel crucial en la formación del docente. Esta conceptualización de la narrativa como un elemento central en la enseñanza coincide con las teorías contemporáneas de la educación que promueven un enfoque más humano, reflexivo y contextualizado en el proceso de enseñanza-aprendizaje. A continuación, se presenta un análisis de sus ideas, complementadas con aportes de autores actuales que amplían su perspectiva.
Su enfoque sobre la narrativa en la Práctica Pedagógica como herramienta reveladora del rol del docente, comparando al docente con un artista que construye y compone escenas didácticas, encuentra resonancia en las ideas de Jerome Bruner. En su obra «Acts of Meaning» (1990), Bruner conceptualiza la narrativa como una forma fundamental de dar sentido a la experiencia humana. Bruner postula que la enseñanza no es solo la transmisión de información, sino la construcción de significados, donde el docente juega un papel central en la creación de contextos significativos que resuenen con la experiencia de los estudiantes. La narrativa, por tanto, se convierte en un medio poderoso para conectar el contenido de la clase con las vidas e intereses de los estudiantes, facilitando así un aprendizaje más profundo y personal.
La idea de que el docente debe escribir su propia narrativa para re-crear personajes y épocas históricas, y de esta forma conectar el pasado con el presente, se articula con los principios de la pedagogía crítica de Paulo Freire. En «Pedagogía de la Autonomía» (1996), Freire enfatiza la importancia de la reflexión crítica en la práctica docente. Según Freire, el docente no solo transmite conocimientos, sino que también reflexiona sobre su práctica, construyendo un entendimiento más profundo de la realidad social que le permita desafiar y transformar esa realidad junto con sus estudiantes. La narrativa en la PP, tal como la describe el Dr. Mora, es una forma de reflexión crítica que permite al docente situarse en su contexto histórico y cultural, utilizando ese contexto para enriquecer la experiencia educativa.
El Doctor Mora resalta la relevancia del diálogo en la narrativa didáctica, considerando que es un componente esencial en las buenas prácticas pedagógicas. Este enfoque dialogal se vincula estrechamente con las ideas de Mikhail Bakhtin y su teoría del dialogismo. Bakhtin, en su obra «The Dialogic Imagination» (1981), analiza cómo el significado se construye a través del diálogo, en la interacción entre diferentes voces y perspectivas. En el contexto educativo, el diálogo entre el docente y los estudiantes no solo facilita la comprensión del contenido, sino que también fomenta un ambiente de aprendizaje colaborativo en el que los estudiantes se sienten valorados y escuchados. Este tipo de ambiente es crucial para que la narrativa didáctica sea efectiva y para que los estudiantes participen activamente en la construcción del conocimiento.
Además, cuestiona la estructura tradicional de la clase de 60 minutos, sugiriendo que una clase bien diseñada y narrada puede ser más corta pero igualmente efectiva. Esta crítica a las convenciones establecidas sobre la duración de las clases dialoga con las ideas de John Dewey, quien en «Democracy and Education» (1916) propone que la educación debe ser flexible y adaptada a las necesidades de los estudiantes. Dewey defiende un enfoque experimental en la educación, donde el tiempo y los métodos se ajustan en función de los objetivos educativos y las dinámicas del aula, en lugar de seguir rígidos horarios predeterminados. En este sentido, el Dr. Mora nos invita a repensar la estructura de las clases para hacerlas más dinámicas, significativas y centradas en el estudiante.
En conclusión, su reflexión sobre la narrativa en la Práctica Pedagógica ofrece una perspectiva enriquecedora y necesaria para el debate sobre la enseñanza y el rol del docente. Al conceptualizar la narrativa como un elemento central en la construcción de la práctica educativa, no solo eleva el acto de enseñar al nivel de arte, sino que también reconoce la importancia de un enfoque pedagógico que sea reflexivo, contextualizado y profundamente humano. Integrar las ideas de autores como Bruner, Freire, Bakhtin y Dewey en este análisis permite ampliar y profundizar la comprensión de cómo la narrativa puede transformar la enseñanza en una experiencia verdaderamente significativa para los estudiantes.
Este enfoque invita a los docentes a reflexionar sobre su práctica, a ver la enseñanza como una narrativa en construcción y a valorar el diálogo como un medio esencial para conectar con los estudiantes y facilitar su aprendizaje. Así, la Práctica Pedagógica se convierte no solo en un conjunto de técnicas, sino en una expresión viva y dinámica de la identidad y el compromiso del docente con sus estudiantes y con la educación.