[EDITORIAL] Auge delincuencial en Barranquilla

Los actos delincuenciales que continúan sucediendo en el perímetro urbano de Barranquilla y los municipios que conforman el área metropolitana, dejan claro que nos encontramos frente a una amenazante arremetida de la violencia, la cual se ha generalizado en todos los rincones de la capital del Atlántico; no queremos desconocer que en otras regiones no esté ocurriendo igual calamidad, pero en lo que concierne a nuestra ciudad, es más preocupante el crecimiento de la inseguridad. 

Es muy cierto que el resto de la Costa no ha quedado exenta de este flagelo, es así como desde La Guajira hasta Córdoba, pasando por el Cesar, Magdalena, Bolívar y Sucre, diariamente nos llegan noticias que dan cuenta de hechos violentos que ponen en duda la capacidad de la fuerza pública disponible para frenar el hasta ahora incontrolable fenómeno que igualmente nos hace pensar que la situación tiende a empeorarse, si no se toman los correctivos pertinentes.

Tal como ya lo habíamos expresado en este mismo espacio editorial, en el sentido de que consideramos conveniente a todas luces, que como adicional al llamado a la tolerancia que han venido formulando las autoridades, se procediera a reactivar los operativos y las labores de inteligencia para desvertebrar las bandas de delincuentes que comercializan las armas de fuego para así conseguir mermar su proliferación.

De acuerdo con las últimas estadísticas, la mayoría de los hechos sangrientos que se están cometiendo tienen ocurrencia con el accionar de armas de fuego –de diferentes calibres– lo que claramente nos hace colegir el fácil acceso que está teniendo la delincuencia para hacerse a estos artefactos y el posible comercio ilegal que se está produciendo en nuestra ciudad.

Siempre nos ha asaltado la inquietud respecto a la forma cómo opera ese “cartel” de las armas en Barranquilla, porque no de otra manera se puede explicar el hecho de conseguirlas tan fácilmente por parte de los delincuentes, a juzgar por la proliferación de estas en todos los rincones de la capital de Atlántico.

Todo esto nos confirma algo que se ha venido rumorando entre los barranquilleros de bien, respecto a la posibilidad de la existencia de organizaciones que las comercializan ilegalmente, abasteciendo a los grupos delincuenciales para la comisión de delitos,  aumentando así los índices que hoy en día motivan toda clase de preocupaciones y el temor entre la ciudadanía.

La medida tomada por gobiernos anteriores y que rige en todo el país, en el sentido de prohibir el porte de armas de fuego a las personas que se movilicen en motocicletas, por supuesto que es buena, pero ha sido insuficiente e incompleta.

Podemos afirmar que es buena, porque es indudable que ella va a contribuir a rebajar los altísimos índices de muertes ocasionadas por criminales que utilizan este vehículo como medio de transporte.

Según las cifras que manejan las autoridades, un número muy alto de atentados contra la vida de personas se produce con arma de fuego y buena parte de estos se realiza utilizando una moto como medio de transporte de los victimarios, tal como ha ocurrido en los últimos días en Barranquilla y sus municipios vecinos.

Por eso, cualquier procedimiento que se ponga en práctica para evitar que esto siga ocurriendo, tiene que ser respaldado y desde luego arrojar óptimos resultados.

Aunque como se sabe, muchos delincuentes cometen sus fechorías en carros e inclusive llegan caminando hasta el lugar donde están sus víctimas y de la misma manera como llegan se van, luego de lograr su objetivo.