En Santa Marta, las balas están ya por debajo de los tacones altos

Por Álvaro Cotes Córdoba

La criminalidad en Santa Marta volvió, tras un breve receso que fue confundido por algunos como un triunfo de un gobierno espurio.

Pero los que por experiencia sabemos que nunca hay que cantar victorias, sobre todo con el fenómeno de la criminalidad en Santa Marta, porque siempre hace quedar mal hasta a los periodistas, cuando estos destacan que no se han registrado más asesinatos, esos hechos de sangre se recrudecen y la mayoría de las veces regresan con más intensidad y especificación, la mayoría de las veces hacia un sector más sensible, como ya comenzó a mostrarse desde las noches del martes 27 y 28 de agosto, cuando ejecutaron a dos mujeres por distintos lugares de la azotada “ciudad dos veces santa”.

Si cuando se presentan los crímenes en contra de miembros del género masculino, se dice que el “balín está bajito de los tobillos”; entre ayer martes y hoy miércoles, se podría decir entonces que han estado “debajo de los tacones”, por cuanto las víctimas seguidas han sido del género femenino. Y aunque a simple vista no parecen haber sido feminicidios, lo cierto es que esta vez y por alguna razón, repito, en Santa Marta, las balas están ya por debajo de los tacones altos.