Por GIROL MELISA VIDAL MARTINEZ
Encuentro afinidad con el maestro Mora en la crítica sobre el currículo educativo actual, coincidiendo que este no debe limitarse a una mera lista de contenidos o a un conjunto de pruebas estandarizadas; este nos inclina a encontrar un enfoque más holístico y contextualizado, en el que la enseñanza esté profundamente integrada con las problemáticas sociales del entorno, y que lugar de seguir recetas rígidas que buscan resultados uniformes en pruebas estandarizadas como las del Icfes, el currículo debería centrarse en cómo formar ciudadanos comprometidos y críticos.
Según el docente da la Universidad del Atlántico, Mora Mora, el currículo debe ir más allá de un enfoque puramente instrumental. Esto significa que, en lugar de centrarse únicamente en los contenidos y las evaluaciones, los educadores deberían considerar cómo su enseñanza contribuye a la formación de personas que puedan entender y enfrentar los desafíos de su sociedad. El pensamiento estratégico es clave aquí: los docentes deben pensar en cómo sus materias y métodos de enseñanza pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar una perspectiva crítica sobre su entorno social y a actuar de manera informada y responsable.
En la columna se hace una crítica a la imposición de índices de calidad y patrones rígidos por parte de organismos como el Ministerio de Educación Nacional y el Icfes. Argumenta que estos estándares a menudo ignoran las realidades y necesidades locales, generando inequidad y marginación (cosa que es totalmente cierta). Y la solución a esto sería que, en lugar de imponer un modelo único para todos, se le debería permitir a las instituciones educativas adaptar sus propios currículos a sus contextos específicos y a las realidades de sus estudiantes.
Hay que recalcar que en el texto también se menciona que el currículo no es simplemente una categoría más dentro del sistema educativo, sino que representa un diálogo constante entre la escuela y la sociedad, y a esto se le debe dar suma importancia ya que la escuela es fundamental en la formación de buenos ciudadanos, ciudadanos objetivos, ciudadanos que sean cada día más capaces de desarrollar su pensamiento crítico, ciudadanos que puedan dar solución a las diferentes problemáticas que nos aquejan como sociedad, ciudadanos que hagan de este mundo uno mejor. El currículo es y debe ser visto como una herramienta vital para conectar los saberes enseñables con el mundo real, permitiendo a los estudiantes aplicar su aprendizaje en contextos significativos y contribuir a la construcción de una ciudadanía activa y crítica.
En resumen, el currículo debería ser visto como un recurso dinámico y contextualizado, que no solo transmite conocimientos, sino que también fomenta el pensamiento crítico y la acción comprometida en la sociedad. La verdadera misión educativa es formar ciudadanos que puedan enfrentar y transformar su entorno, en lugar de limitarse a cumplir con estándares uniformes que no reflejan la diversidad y complejidad del mundo real. Además de esto, el currículo debe estar alineado con las realidades sociales de los estudiantes y no ser un simple instrumento para medir resultados de manera estandarizada porque esto solo entorpece los procesos formativos. Este ejercicio hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura acerca del campo intelectual del currículo, para que los futuros licenciados formados en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico (II-2024) aprehendan esta potente herramienta en la enseñanza de las ciencias sociales.