Currículo y política educativa

POR: JULIANIS SARA PADILLA, AURA GUTIÉRREZ CONDE, CAMILA  ACEVEDO PACHECO

“Pensar los procesos curriculares”, de este el texto que nos brinda El Diario de la Libertad, escrito por el docente Reynaldo Mora, podemos conocer una perspectiva de lo que es el currículo y la importancia de este para la educación, el currículo, en el ámbito educativo, es una herramienta esencial que trasciende ser un mero conjunto de normas o contenidos. Se erige como el núcleo central del sistema educativo, donde su calidad y relevancia determinan el éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje. Una idea fundamental es que un currículo bien diseñado y contextualizado funciona como un motor que impulsa el aprendizaje significativo, alineándose con las realidades y necesidades de los estudiantes, fomentando su curiosidad y motivación.

Cuando se enriquece adecuadamente, el currículo no solo transmite información, sino que también estimula el pensamiento crítico y la creatividad. Además, se resalta la importancia de la interconexión entre los diversos actores del proceso educativo: educadores, estudiantes y comunidad. Un currículo efectivo promueve la colaboración y el diálogo entre estos grupos, creando un ambiente donde todos pueden aprender unos de otros, fortaleciendo la formación integral de los estudiantes y preparándolos para enfrentar los desafíos del mundo actual.

Otro aspecto crucial que nos plantea el texto es la adaptabilidad del currículo a los cambios sociales y culturales. En un mundo en constante evolución, es fundamental que el currículo se mantenga dinámico y responda a las demandas contemporáneas, implicando una revisión continua y la incorporación de nuevas metodologías que reflejen la diversidad de experiencias y perspectivas.

También, se destaca que el éxito del currículo no se mide únicamente por resultados académicos, sino también por su capacidad para formar ciudadanos críticos y comprometidos con su entorno. La educación debe trascender lo académico; debe empoderar a los estudiantes para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades.

En conclusión, concebir el currículo como el corazón del sistema educativo implica reconocer su papel vital en la formación integral de los estudiantes. Al enriquecerlo con ideas innovadoras y contextualizadas, se puede crear un ambiente educativo vibrante y transformador que prepare a las nuevas generaciones para un futuro lleno de oportunidades.

La educación es un pilar fundamental dentro de la sociedad; la implementación de las políticas públicas en ella es de suma importancia para el desarrollo de naciones completas, no solo en el presente, también en el futuro. Solo hay que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de nuestro panorama actual, de las oportunidades y de los desafíos que se  presentan para que nuestro sistema educativo sea justo, equitativo y de alta calidad y justamente el uso de estas políticas públicas tienen lo necesario para que esto sea una realidad. Cuando pienso en la educación la veo más allá de una actividad académica para mí es un derecho y un bien público, por el cual hemos luchado durante años y seguimos luchando por cambios significativos, para que esté al alcance de todos, sea de alta calidad y nos permita tanto a estudiantes como docentes tener una formación continua, crítica y activa que nos ayude no solo en ámbitos académicos, sino profesional, laboral y personal. Esto es solo una pequeña parte de lo que para mi representa la educación. Realmente la finalidad de todo esto es fomentar la participación de toda la nación a ver lo que es la educación, el trabajo y esfuerzo que hay detrás de esta y su gran aporte a la sociedad.

El texto examina de manera profunda y critica la idea de currículo en el marco educativo colombiano, considerando que es fundamental y transformador en la educación de los ciudadanos. A partir de la «Constitución Educadora de 1991», Mora sostiene que la educación debe ser reinstituida para que se convierta en una herramienta que no sólo imparta conocimientos, sino que también fomente la justicia social y la dignidad. La metáfora del currículo de «el corazón del sistema educativo» es muy significativa, dado que muestra cómo un programa educativo bien creado, con temas relevantes y contextualizados, puede fomentar el proceso integral de formación de los alumnos. Además, se apunta al enfoque tradicional y estandarizado que ha dominado la educación que no sólo deshumaniza el proceso educativo, sino que también contribuye a problemas como la salud mental de los estudiantes. Frente a esto, se aboga por un currículo que permita la creatividad, la reflexión crítica y que esté orientado hacia el desarrollo de una ética y una justicia social. Este texto hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura en Procesos Curriculares que se ofrece al Programa de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico (II-2024).