Críticas a las batidas de motos en el Corredor Portuario de Barranquilla: ¿Es esta la solución a la inseguridad?

Las recientes batidas de motos realizadas en el Corredor Portuario cerca al Gran Bazar, que conecta a Barranquilla con Santa Marta, han generado un intenso debate sobre su eficacia en el combate contra la inseguridad en la región. Estos operativos, llevados a cabo por la Policía de Tránsito y otras autoridades, se centran en verificar los documentos y el estado de las motocicletas antes del peaje, ubicado aproximadamente a dos kilómetros del área de control.

El objetivo de estas batidas es asegurar que las motos cumplan con la normativa y detectar posibles irregularidades. Sin embargo, la pregunta que surge es si estas acciones realmente contribuyen a resolver el problema de inseguridad en la ciudad. Algunos críticos sostienen que estas medidas parecen más una muestra de actividad policial para mantener una apariencia de control, en lugar de abordar las raíces profundas de la delincuencia que atormenta a Barranquilla.

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Las críticas se centran en la falta de una estrategia integral que vaya más allá de las revisiones superficiales. La percepción pública es que, a pesar de los esfuerzos visibles por parte de las autoridades de tránsito, no se está haciendo lo suficiente para atacar el núcleo de los problemas de seguridad, como robos, extorsiones y otras formas de crimen que afectan a los ciudadanos.

Ahora, la pregunta siempre es si esta es una forma de controlar la inseguridad, ¿por qué no profundizan más en el área de inteligencia? Este interrogante refleja la inquietud de que las acciones actuales podrían no estar abordando las verdaderas causas de la criminalidad, sino que se limitan a medidas preventivas que no resuelven el problema de fondo.

Los operativos en el Corredor Portuario se enfocan principalmente en los mototaxistas y otros trabajadores que dependen de sus vehículos para su sustento. Sin embargo, los críticos argumentan que esta es solo una pequeña parte del problema y que se necesita una acción más profunda para enfrentar la delincuencia organizada que afecta a la ciudad.

Con «pañitos de agua tibia» no se logra superar esta crisis a nivel de seguridad en Barranquilla, por lo que esta crítica sugiere que las actuales medidas de seguridad son insuficientes y que se requiere un enfoque más robusto y estratégico para abordar de manera efectiva los desafíos de seguridad en la región.

En resumen, mientras las batidas de motos en el Corredor Portuario siguen siendo una parte visible de los esfuerzos de seguridad, la necesidad de una estrategia más completa y eficaz para combatir la delincuencia en Barranquilla se vuelve cada vez más evidente.

Las autoridades locales enfrentan el desafío de demostrar que están tomando medidas significativas y no simplemente realizando operativos que no impactan directamente en la reducción de la criminalidad en la capital del Atlántico.