[EDITORIAL] Arremetida de la violencia en Barranquilla

Foto: referencia.

La espeluznante cifra de catorce personas asesinadas entre la tarde del viernes y el domingo anterior, sin incluir las de ayer lunes, ocurridas en el perímetro urbano de Barranquilla y varios municipios de su área metropolitana, doce de las cuales con armas de fuego, nos hace colegir que nos encontramos en una arremetida de los violentos.

Como lo dimos a conocer oportunamente en nuestra Crónica Judicial las muertes se registraron en los barrios de Barranquilla El Edén, Villa San Carlos, Santa María, Villa Flor, Las Américas, Barlovento, San Roque, El Santuario y en los municipios de Soledad, Malambo y Polonuevo, y entre las víctimas, algunos aparecían con anotaciones judiciales.

La verdad es que no se puede garantizar a la ciudadanía que habrá más seguridad, si no se aplican con rigurosidad algunas medidas; como lo habíamos comentado en este mismo espacio editorial la proliferación de armas de fuego continúa siendo una gran preocupación para la gente de bien, porque no se ha logrado establecer de dónde es que procede tan alto número.

Por otra parte, las autoridades no deben perder de vista que en varios municipios del Atlántico se siguen incrementando los crímenes y ello requiere también ser objeto de un detenido análisis, así como de definiciones dentro del esquema de seguridad que deberá trazarse. 

Antes que terminemos como una de las zonas más violentas de Colombia, se debe actuar en concordancia con una estrategia que promueva un frente común contra la delincuencia en todo el departamento del Atlántico.

La persistencia de los grupos al margen de la ley, de atentar contra la tranquilidad ciudadana, está logrando unir a los barranquilleros de bien para combatirlos, no solamente con el accionar directo de la Fuerza Pública, sino también a través de la información oportuna, que con el paso del tiempo se está convirtiendo en un arma cada vez más poderosa.

El solo hecho de haberse registrado en Barranquilla y su área metropolitana, tantas muertes violentas en los últimos meses, incluyendo masacres, ocurridas en diferentes sectores, nos indica que la acción delictiva sigue ganando terreno, con graves efectos para la convivencia de los barranquilleros y atlanticenses.

Las noticias siguen siendo abundantes en materia judicial, especialmente en las últimas semanas, respecto a la narración de  hechos de sangre que incluso involucran a personas que tienen parentescos de consanguinidad y de afinidad y entre las que el celo, el deseo de apropiarse de algo que no le pertenece y el control sobre otro ser humano, parecen ser las motivaciones fundamentales por las que se producen tantos asesinatos y otra cantidad de delitos aquí en Barranquilla, los cuales no parecen ser aislados y tampoco ocurren exclusivamente en sectores subnormales de nuestra ciudad.

Los actos delincuenciales que se han registrado en Barranquilla y los municipios vecinos, como también en otras localidades del departamento del Atlántico en los últimos días, deben servir a la comunidad para rescatar definitivamente la solidaridad y la plena disposición de colaboración con las autoridades, para que así se constituya la alianza estratégica perfecta a la que hemos hecho referencia en este espacio editorial, consideramos que es la única manera de alcanzar y mantener la seguridad que tanto se reclama. 

Lo cierto es que aquí en Barranquilla, hay que convivir con varios tipos de violencia: la que ocasionan los grupos armados ilegales, la acción del hampa callejera y la violencia intrafamiliar, por tal razón se debe incrementar la labor de inteligencia y ejecutar con mayor asiduidad los operativos de requisa y vigilancia, con más miembros de la Fuerza Pública en las calles, para obtener mejores resultados en la lucha contra la violencia.