Los altos costos de la canasta familiar

En medio de los últimos acontecimientos a escala nacional, relacionados con actos de  corrupción que involucran a altos funcionarios del Gobierno, lo que se  observa en Colombia es que lo transcurrido de 2024, no ha sido tranquilo para la mayoría de los colombianos, especialmente los componentes de la clase media, en lo atinente al permanente aumento   de los precios de los productos que conforman la canasta familiar y el incremento en el costo de los combustibles y las altas tarifas de energía eléctrica que debemos pagar los usuarios de la región Caribe. 

Por la misma razón es que a diario crecen las protestas y los reclamos de las familias de escasos recursos económicos, debido a los constantes aumentos de los precios de  aquellos productos que constituyen la base de su alimentación, lo cual origina lo que se conoce como el “efecto dominó”; los grandes distribuidores aducen que los transportadores aumentan los costos de los fletes, éstos a su vez atribuyen su aumento al incremento de los precios de la gasolina, el Acpm y de los peajes, y al final como siempre sucede, es el consumidor final el que “paga los platos rotos”.

A lo anterior se agregan los ya tradicionales brotes especulativos, fomentados por avivados acaparadores que se aprovechan de los incautos compradores, para así obtener grandes ganancias a costilla de los consumidores, sin que las autoridades se decidan a intervenir imponiendo las condignas sanciones a los culpables de estas prácticas ilícitas desde cualquier ángulo que les mire.

La clase media de Colombia es la principal enemiga de las alzas, simplemente porque estas le complican su situación económica; como es sabido dentro de los parámetros de la economía de mercado, aumentan los costos de los insumos y estos a su vez disparan los precios de los artículos manufacturados y procesados.

Los barranquilleros y costeños en general, a menudo somos sorprendidos con las alzas de precios de los productos alimenticios especialmente los transportados de otras regiones de Colombia.

Teniendo en cuenta lo anteriormente relatado, nos permitimos hacer un respetuoso llamado a las autoridades competentes a fin de que se decidan hacer cumplir las disposiciones que rigen lo atinente a los precios, pesas y medidas en el país.

No hay que desconocer que el presente año se ha mantenido de una manera preocupante para la gran mayoría del pueblo colombiano, como consecuencia de las generalizadas alzas que a diario se conocen.

Con este oscuro panorama lo que se vislumbra es una meta de inflación para lo que falta de 2024, la que con toda seguridad seguirá influyendo descomunalmente en los precios de los alimentos.

Con toda seguridad las cuotas moderadoras de salud se seguirán incrementando en el equivalente a la inflación y aumentará también el costo de la medicina prepagada, en algunos casos ya se notificó a los usuarios de aumentos de hasta el diez por ciento.

El valor de las matrículas a cargo del golpeado bolsillo de los padres de familia aumentó ostensiblemente, igualmente para el caso de los colegios privados, los precios de los textos escolares tampoco se quedaron atrás y seguramente se incrementarán las cuotas de administración de los conjuntos residenciales.