El informe de los observadores destaca la falta de transparencia y parcialidad en el proceso electoral, mientras se reportan tensiones en Caracas.
El Centro Carter, que participó como observador en las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, ha emitido un contundente informe en el que considera que el proceso electoral «no se adecuó» a los estándares internacionales de integridad y, por ende, «no puede ser considerado como democrático». La organización, con sede en Atlanta, Estados Unidos, manifestó que no fue posible «verificar o corroborar» la autenticidad del proceso llevado a cabo el pasado domingo, lo que generó dudas sobre la legitimidad del resultado proclamado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que otorgó la victoria al presidente Nicolás Maduro.
En su informe, el Centro Carter subrayó que la falta de transparencia se evidenció en la ausencia de resultados desglosados por mesa, con alrededor de dos millones de votos aún por computar. Esto se considera una «grave violación de los principios electorales», especialmente en un contexto donde la jornada electoral se desarrolló «en un ambiente de libertades restringidas» que afectó a actores políticos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. Además, las autoridades del CNE fueron acusadas de «mostrar parcialidad a favor del oficialismo y en contra de las candidaturas de la oposición».
El comunicado de dos páginas del Centro Carter también critica la actualización del registro de votantes, señalando que esta se realizó con numerosos inconvenientes, incluyendo la falta de campañas informativas y educativas. Estos problemas se agravaron en las mesas electorales ubicadas en el exterior, exacerbando las dificultades observadas durante el proceso.
A pesar de las críticas, el Centro Carter aplaudió la participación cívica de los venezolanos el 28 de julio, quienes votaron respetando los testigos de partidos, observadores y miembros de las mesas de votación. La organización estadounidense había desplegado alrededor de 17 expertos y observadores en Venezuela desde un mes antes de las elecciones, realizando labores de vigilancia desde el 29 de junio en ciudades como Caracas, Barinas, Maracaibo y Valencia, incluyendo reuniones periódicas con diversas partes involucradas.
En medio del comunicado del Centro Carter, se han reportado tensiones en Caracas. Funcionarios de la Embajada de Argentina en la ciudad han denunciado que patrullas policiales rodean el edificio y que el servicio eléctrico ha sido cortado en el sector. Seis opositores venezolanos se encuentran aislados dentro de la embajada desde marzo, en el contexto de la creciente confrontación diplomática entre los presidentes Javier Milei y Nicolás Maduro. Este último ha dado un ultimátum de 72 horas a los diplomáticos argentinos para abandonar el país.


Los cortes de luz en la embajada se perciben como una medida de presión para acelerar la retirada del personal, mientras crecen las protestas callejeras contra los resultados electorales que otorgan la victoria a Maduro. La Cancillería argentina ha calificado el corte de suministro eléctrico como parte de una campaña de hostigamiento y ha advertido sobre cualquier acción que pueda poner en peligro la seguridad de su personal y de los ciudadanos venezolanos bajo su protección.