El reciente desarrollo inmobiliario de Ciudad Mallorquín, impulsado por el Grupo Argos, ha desatado un torrente de críticas y preocupaciones entre los residentes y expertos de Barranquilla.
El proyecto, que abarca 50 hectáreas en la zona de Puerto Colombia, ha sido cuestionado por su impacto ambiental y problemas de infraestructura.
La historia de Argos en la región se remonta a la fundación de Cementos del Caribe en 1944, una empresa que inicialmente utilizó terrenos estratégicos para la producción de cemento. En 2014, la planta de Cementos del Caribe cerró, dejando en manos de Argos más de 1.300 hectáreas de terrenos, que han sido desarrolladas en diferentes proyectos urbanos, incluyendo Ciudad Mallorquín y Alameda del Río.
Problemas Ambientales y Urbanísticos
El proyecto Ciudad Mallorquín, descrito en la página web de Argos como una iniciativa para crear un barrio multiestrato con un alto componente de vivienda de interés social, enfrenta graves cuestionamientos. La urbanización está ubicada cerca de la Ciénaga de Mallorquín, un ecosistema estuarino que ha sido objeto de estudios que alertan sobre su deterioro ambiental. Investigaciones recientes indican que la ciénaga está sufriendo por contaminación orgánica, bacteriológica y por metales pesados, exacerbada por la contaminación del arroyo León.
Los críticos del proyecto, como el arquitecto Porfirio Ospino y los columnistas Horacio Brieva y Nicolás Renowitzky, han señalado que la alta densidad de construcción propuesta —con hasta 18.000 viviendas— no respeta las normativas del Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca Hidrográfica de la Ciénaga de Mallorquín (Pomca). Las investigaciones muestran que la urbanización incrementará la contaminación y deteriorará aún más el ecosistema sensible de la ciénaga.

Inseguridad y Problemas de Infraestructura
Además de las preocupaciones ambientales, la infraestructura de la urbanización ha sido criticada por problemas similares a los observados en Alameda del Río, otro proyecto de Argos. Las deficiencias incluyen la falta de parqueaderos y problemas de movilidad, exacerbados por la deficiente conexión vial con Barranquilla a través de la Circunvalar.
El proyecto Ciudad Mallorquín se ha promocionado con la promesa de ser sede de la Selección Colombia de fútbol, pero los críticos argumentan que las promesas de infraestructura, como puentes y glorietas, no se han cumplido adecuadamente. La falta de planificación y el incumplimiento de las promesas afectan la calidad de vida de los futuros residentes y generan problemas para los habitantes de la ciudad en general.

Impacto en la Comunidad
La comunidad barranquillera se encuentra dividida respecto al impacto real de estos desarrollos. Mientras que los promotores destacan la inversión y el potencial de modernización, muchos residentes y expertos en urbanismo y medio ambiente cuestionan la sostenibilidad y la viabilidad a largo plazo de estos proyectos.
Las autoridades locales, como la Alcaldía de Puerto Colombia, han sido alertadas sobre los problemas derivados del desarrollo urbano en áreas sensibles, pero las acciones concretas para mitigar los efectos negativos aún no se han implementado adecuadamente.
En conclusión, el proyecto Ciudad Mallorquín, y por extensión el enfoque de Argos en Barranquilla, enfrenta un panorama complejo. La combinación de preocupaciones ambientales, deficiencias en infraestructura y promesas incumplidas generan un debate significativo sobre el futuro de la urbanización en la región y la necesidad de una planificación más rigurosa y responsable.