POR: REYNALDO MORA MORA
Quiero trazar en esta columna un retrato existencial a la memoria viva de un gran ser humano que ha partido a nuestro destino final (Febrero 11 de 1036-Julio 21 de 2024), el encuentro con el Altísimo: quien se distinguió por ser un buen esposo, padre, amigo y excelente funcionario; por lo tanto, se trata de hacer trascender esta vivencia, haciéndolo transitar por los caminos de su vida con quienes lo tratamos. Nuestro caro amigo, el profesor Noel, es sinónimo de esfuerzo en los casos de su existencia como profesional de la educación, que es una de sus facetas, y, es donde más necesario resulta este ejercicio biográfico, en función de su destacada sensibilidad en la búsqueda de dejar una gran huella de perspectiva humana. Este es uno de los motivos, por lo que he querido hacer un merecido homenaje para sumergirnos en sus años compartidos en nuestra amada Universidad Simón Bolívar.
El profesor Noel en el campo de sus relaciones de familia fue el padre que su digna esposo supo escoger para sus hijos, apreciándolo y valorándolo; podemos decir, que su accionar hizo huella en los concepto de buen esposo y buen padre, dedicado a sacar adelante su familia, lo que siempre permanecerá entrañable en la memoria de sus hijas, la Doctora Elvirita y Diana: hizo lo suficiente para dejar este legado y haber llevado una vida cristiana al interior de la Familia Bolivariana. Esta es su imagen que alumbra hoy y siempre el espíritu de sus hijas, como el retrato vivo de la condición humana presente en él, que se elevó hasta el punto que alcanzó a nuestro amigo. Tratemos de caracterizar el ser humano excepcional a partir de su retrato en relación con nuestro paso por esa Alta Casa de Estudios Superiores, como es la Universidad Simón Bolívar.
El trabajo de profesor Noel ayudó a forjar las bases sustantivas de la Facultad de Educación de esta Institución, lo que más tarde sirvió en diferente medida para catapultar la primera Maestría, a su interior, como fue la Maestría de Educación. Su obra puede resumirse en que fue un ser humano con virtudes como la fuerza y materia de su existir, contribuyendo a pensar profundamente su lugar en esta Universidad. Me invade constantemente en estos momentos la sensación de haber compartido con él los procesos de formación de licenciados en compañía del profesor Aquiles Escalante. En tal sentido, no era un funcionario rutinario, fue un realizador en el momento de su existencia. Fue un claro exponente de la misionalidad institucional. En este sentido, el reconocimiento que hacemos quienes lo tratamos es un testimonio de su carrera en la vida universitaria por su talento, respeto y dedicación a este formar, como el faro de su vida.
Hasta el último día de su estancia en esta institución siguió manteniéndose con energía y pasión intactos, desafiando el paso del tiempo, demostrando que mientras estuvo con nosotros su constancia de espíritu era infatigable, en tal sentido, hizo muchas cosas que encantaron su vida y la de su familia. Al final cada uno de quienes lo conocimos, compartimos momentos caros vividos como aventura en los tantos espacios formativos que nuestra universidad nos ofrecía, por ejemplo, con estudiantes y docentes la misionalidad de lo que significaba formar Licenciados en Ciencias Sociales. Afortunadamente, el profesor Noel fue un ser humano que no se conformó con lo que hacía y eso le daba vida, por eso, cada año que pasaba era mejor que el anterior, porque era una persona que seguía aprendiendo en las charlas con sus amigos, porque cada vez que se aprende algo se vuelca en nuestras vidas como transformación. De hecho, creo que es la clave por la que supo llevar su vida, y por ello, su familia fue muy feliz. En particular, me emocionaba ver cómo convivía en la cotidianidad universitaria con su digna esposa, la doctora Elvira Bolívar de Barceló (q.e.p.d.), pues disfrutaban ambos de sus cercanías.
Otra cosa, que por cuestiones de cumplimientos de tiempos laborales y las cuestiones de salud, tuvo que dejar los espacios universitarios que lo hicieron alejarse de estas faenas. Por lo tanto, soy del pensar que si nos retiramos voluntariamente o por cuestiones de tiempos laborales y dejamos de hacer algo que nos gusta, al final nos afecta y la vida nos pasa cuenta de cobro. Lo importante en su vida fue la creencia en sí mismo, ese fue su norte, y así convenció. Su vida fue una grata experiencia, porque quienes interactuábamos con él, sentíamos significativamente este compartir: un ser humano muy llano, cercano, de muy buen corazón, que son persona que dicen lo que siente. Son personas que no debieran morir.
El profesor Noel, casi que era del gusto, muy especialmente, cuando intercambiábamos lo académico en la cafetería de la Universidad: solía sostener que formarse está por encima de una mera experiencia, porque la formación es reflexión; es así, que en la distancia de la eternidad lo veo como un ojo que sabia combinar lo cotidiano con el formar, por lo tanto, este tipo de profesionales de la educación, en esta línea de pensamiento, quedan pocos,. Desde esta perspectiva estamos inventariando su vida, como un largo y redentor camino de un gran y buen ser humano, con una desafiante travesía plena de avatares que lo condujo a considerarlo un ser excepcional.
Compartir con él era como un releer y tomar notas, donde no se nos puede escapar nada, era como abrir un libro, porque eran pedazos de su vida. Hoy, recuerdo esos momentos, sonriendo frente a los relatos que nos contaba, lo que estimulaba nuevos encuentros con la sutileza fina para no herir a nadie. Por ello, hoy le rendimos un reconocimiento al docente, al profesional de la educación y excepcional persona como lo es el profesor Noel Barceló Florián. Por eso, me resulta realmente grato compartir este texto de un docente de marca mayor, por su reconocido paso por el servicio en la Universidad Simón Bolívar. Me alegra dar cuenta de este relato, porque supo representar los valores de esta Institución. El profesor Noel es producto de sí mismo, de su amor con la educación y sobre todo, predicaba que quien ingresara al Programa de Licenciatura en Ciencias Sociales fuese cada día más y mejor. Su inteligencia y esfuerzo, su personalidad afable, sencilla y servicial, su buen carácter, el trato que daba a quienes lo rodeaban, sus decisiones en las coyunturas que ofrece la vida, hacían de él un ejemplo en todo sentido.
El profesor Noel fue un actor principal en el devenir de su familia, lo que pone de manifiesto que la Historia de esta Familia no se entiende sin este actor, el padre. Era necesario este testimonio, en pro de entender la Historia de la Familia Barceló Bolívar de manera integral. Es la mentalidad que propicia el conocimiento de los valores familiares: fue un actor esencial de esta querida familia, pero, lo más importante es que su legado, más concretamente, el de concebirlo como un gran ser humano siempre permanezca entre nosotros. Supo desplegar su vigor en mantener siempre elevado el estandarte de la unidad familiar. No hay mejor manera de expresarlo con estas palabras que lo representan, era un caballero sintético y acertado. Nuestro amigo, que ya se encuentra en el Cielo al lado de los suyos, supo estar profundamente agradecido con el Altísimo por haber hecho parte de la gran Familia Bolivariana, a donde se incorporó con adaptabilidad responsable, lo que constituye su sello distintivo. Todo esto me invita a decir, que nos encontramos, pues, ante un ser humano, cuyo destino fue el amor por esta familia, como lo crucial de su vida.