Manuel Medina Moscote: El compositor olvidado de ‘Santa Marta tiene tren’

El Tranvía, símbolo de la población española, Santa Marta de los Barros

Manuel Medina Moscote, conocido por la icónica canción «Santa Marta tiene tren», es un nombre que ha caído en la penumbra de la historia musical colombiana. La información sobre este acordeonero y compositor del Magdalena es escasa, y lo poco que se sabe proviene de la tradición oral y de algunos artículos periodísticos dispersos.

Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, en su libro Abel Antonio Villa, el padre del acordeón, menciona a Medina Moscote como nacido en Bálsamo, una localidad influenciada por la ciénaga de Zapayán. Gutiérrez también lo sitúa en la primera generación de acordeoneros, nacidos entre 1840 y 1890, recogiendo un testimonio de ‘Pacho’ Rada que recuerda haberlo oído tocar en su niñez. «Medina tocaba la múcura, el millo y el tambor,» señala Gutiérrez, ilustrando la versatilidad del músico.

Julio Oñate Martínez, otro investigador, estima que Medina Moscote pudo haber nacido alrededor de 1870, basándose en la edad de su hermana materna, Clotilde Guette Medina. En un episodio notable, Oñate relata que Clotilde fue visitada por el cantante ‘Poncho’ Zuleta cuando ella tenía 119 años. Oñate también menciona que, en 1947, la compañía Unite Fruit ofreció cinco mil dólares a quien demostrara ser el autor de «Santa Marta tiene tren». Medina y ‘Chico’ Bolaño reclamaron el dinero, pero al no llegar a un acuerdo, la oferta fue retirada.

Raúl Ospino Rangel describe a Medina Moscote como poseedor de una voz potente, capaz de «desvestir los árboles» cuando cantaba. Según Ospino, esta fuerza vocal se debía a «músculos de acero y a poderes sobrenaturales,» reflejados en un tatuaje de un «Niño en Cruz» en su muñeca derecha. Esta descripción resalta el aura casi mítica que rodea a Medina Moscote.

La vida de Medina Moscote está envuelta en misterio, incluyendo su presunta parálisis de las manos en 1925, que él atribuyó a una hechicería. No hay registros precisos de su obra, y su muerte en los años 50 dejó su legado en la sombra. Incluso en su pueblo natal, Punta de Piedra, pocos lo recuerdan, siendo más conocido Bernardino Medina, un acordeonero con habilidades extraordinarias.

La escasez de datos biográficos y la falta de registros oficiales han contribuido al olvido de Medina Moscote. Sus composiciones, aparte de «Santa Marta tiene tren» y «María Milé»—la cual fue rescatada por Abel Antonio Villa—, han desaparecido con el tiempo. Como menciona el novelista Javier Marías, «hasta las cosas más imborrables tienen una duración como las que no dejan huellas o ni siquiera suceden.»