[EDITORIAL] Por el liderazgo de la Uniatlántico

Cuando faltan dos años para cumplirse los ochenta de creada la Universidad del Atlántico, mediante Ordenanza de fecha 15 de junio de 1946, emanada de la Asamblea Departamental, la otrora primera universidad de la región Caribe, fundada con el liderazgo del filósofo Julio E. Blanco, esta institución sigue presentando el síndrome del estancamiento académico y liderazgo en el ámbito distrital, departamental y nacional.

Así lo están corroborando las cifras de los rankings académicos que evalúan el desempeño y visibilidad de las instituciones universitarias tanto públicas como privadas.  Un reciente vistazo a –a vuelo de pájaro– aquí en LA LIBERTAD, teniendo en cuenta el resultado de las encuestas realizadas el pasado mes de mayo, sólo la universidad de los Andes y la universidad Nacional lograron ubicarse en el top de las 10 mejores de América Latina. 

Pero según el ranking Scimago Instituciones Ranking 2024, la universidad del Atlántico aparece en el puesto 25, muy distante de la universidad de la Costa que se ubica en el puesto 5 y la Universidad del Norte que aparece en el puesto 13, después de la universidad de Cartagena.

Pero en el ranking de las mejores según las carreras de   Administración, Economía, Contaduría, Idiomas e Ingeniería Industrial, la Alma Mater del Atlántico no logra ubicarse en los 10 primeros puestos, a excepción de la Norte, la Universidad de Cartagena y Unicosta que lograron un meritorio desempeño.

Entonces, surge el interrogante por parte de un numeroso grupo de egresados de esta universidad: ¿A qué se debe la introversión de la Universidad del Atlántico en el proceso de construcción de la nueva Barranquilla y el departamento? 

Es obvio que a su modelo de inestabilidad rectoral, durante varios años, posiblemente alimentado en gran parte por la cultura política clientelista burocrática, cuya excepción fue el recordado periodo de la rectora Ana Sofía Mesa, quien permaneció por 8 años, lográndose en gran parte la estabilización de las finanzas e implementando un plan de desarrollo en medio de la crisis académica existente en esa época.

Después de su salida en el 2014, llegaron a la Universidad del Atlántico varios rectores encargados envueltos en una atmósfera de controversia, hasta que se eligió a Carlos Prasca en 2019, bajo su batuta se presentaron cambios positivos para la Uniatlántico, presentándose la búsqueda de la solución a los inconvenientes considerados antañones.

Indudablemente la calidad de la educación superior debe ser una prioridad, ofrecerla es considerada como un deber y obviamente un propósito de la comunidad barranquillera y costeña en general; en el contexto global el problema de la calidad de la educación debe ser una de las preocupaciones centrales de todo país moderno.

Necesitamos en nuestra universidad a verdaderos maestros que desde las Decanaturas, las Vicerrectorías y demás organismos se lidere la construcción del principal templo de la ciencia, la cultura, la academia y la investigación del Caribe colombiano.

Que se tenga sentido de pertenencia con la región, la universidad y con la facultad como docente y disponibilidad inmediata para la dedicación completa y su compromiso con la excelencia reconocida por la comunidad universitaria.

Una Universidad del Atlántico proyectada bajo los sanos principios de la democracia, donde se reconozca la controversia racional regida por el respeto a las libertades de conciencia, opinión, enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra, orientada por las exigencias de los criterios éticos que se traduzcan en una real convivencia universitaria al servicio de todos y en especial de los sectores más necesitados de nuestras comunidades, es lo que permitirá proyectarla entre las mejores del país. Ojalá todos se enfoquen hacia ese camino.