Del orgullo al desencanto: Santa Marta se hundió en el caos durante las Fiestas del Mar

La conmemoración del 499 aniversario de Santa Marta, conocida como las Fiestas del Mar, quedó gravemente afectada por una falta alarmante de logística, planeación y una desidia crónica en el manejo de la infraestructura urbana.

El evento, que debería haber sido una fiesta de orgullo y alegría para los samarios, se convirtió en un ejemplo lamentable de la negligencia y la falta de responsabilidad en la organización de eventos de esta magnitud.

¿Este es el abrebocas de los 500 años?Una celebración fallida y una logística inexistente

Desde el inicio, la ausencia de una estrategia logística adecuada fue evidente. La celebración, en lugar de ser un evento festivo y bien coordinado, se vio marcada por la falta de pirotecnia, la ausencia del himno a la ciudad, y la completa negligencia en la exhibición de banderas y elementos distintivos de Santa Marta.

“No hubo una estrategia de logística, no hubo esa pirotecnia, no cantaron el himno a la ciudad, no hubo banderas de Santa Marta en las pantallas o con imágenes, videos todo cero”, manifestó un ciudadano a esta casa periodística, destacando la falta de planificación. El clímax de la poca preparación se evidenció cuando el cantante Peter Manjarrés tuvo que improvisar, pues casi se le olvidaba la canción de cumpleaños al final de su actuación, demostrando el caos en la organización.

Otro que no dio la talla esperada fue el cantante vallenato, Silvestre Dangond, quien al parecer, dio un espectáculo regular en su presentación. El artista cometió un error al agradecer al exgobernador Carlos Caicedo y no al Alcalde Carlos Pinedo por su puesta en escena en estas festividades.

Otro de los inconvenientes producidos por el desorden fue la negación total al ingreso de periodistas, funcionarios y turistas en el concierto de clausura, donde a pesar de tener escarapelas y boletas certificadas, estas personas no lograron entrar. «Este es el abrebocas de los 500 años», dice un denunciante de lo sucedido en redes sociales.

El mencionado denunciante también agrega que los asistentes estaban desesperados, por lo que hasta una barra de seguridad derribaron para poder ingresar. Al parecer, el aforo se duplicó, por lo que queda este interrogante: ¿Entregaron más boletas y escarapelas de lo permitido?

Desfile folclórico sumido en el caos y la insalubridad

El desfile folclórico, que se suponía sería uno de los momentos más destacados de las festividades, fue un fiasco absoluto. La participación de 250 comparsas y capitanas nacionales del Mar se vio empañada por un aguacero que reveló el grave problema estructural de la ciudad: el colapso del sistema sanitario. Las alcantarillas desbordadas convirtieron las calles del Centro Histórico en verdaderos ríos de aguas residuales, exhibiendo una imagen lamentable para residentes y visitantes.

“Me le quito el sombrero al profesionalismo y buena energía de los participantes en el desfile folclórico de la Fiesta del Mar. Ni la lluvia ni las aguas de alcantarilla fueron impedimento para verlas brillar”, expresó un espectador a un informativo nacional, resaltando el contraste entre el esfuerzo de los participantes y el desastroso estado de la ciudad.

Ineficiencia y falta de responsabilidad de las autoridades

La intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos y de la empresa encargada, Essmar, fue una muestra más de la ineficacia gubernamental. A pesar de las promesas de mantenimiento preventivo, la empresa argumentó que las fuertes lluvias y la obstrucción de los Box Culvert agravaron la situación. Estas justificaciones solo evidencian la incapacidad para abordar problemas estructurales crónicos.

El alcalde Carlos Pinedo, en lugar de reconocer las deficiencias y proponer soluciones, se limitó a destacar el entusiasmo de los participantes. “¡Ni la lluvia nos detiene!” dijo, ignorando completamente la gravísima situación que enfrentaba la ciudad.

Por su parte, el concejal Miguel Martínez no dudó en criticar la mala gestión y la falta de atención a las necesidades urgentes de la ciudad. “En Santa Marta somos tan miserables que desfilamos sobre el agua de alcantarilla como si no pasara nada. Prefieren ensuciarse los pies con esta agua que reconocer que se equivocaron”, afirmó, condenando la mala administración de los recursos y la falta de acción en la resolución de problemas estructurales.

Una necesidad urgente de cambio

A medida que Santa Marta se acerca a su aniversario número 500, es imperativo que se enfoquen esfuerzos serios en resolver los problemas de infraestructura que han sido ignorados durante demasiado tiempo. La ciudad necesita una renovación en la gestión de eventos y en la atención a sus problemas estructurales para ofrecer una calidad de vida digna a sus habitantes y una imagen respetable ante el mundo.