En medio de una de las crisis más profundas del chavismo en 25 años de poder, el presidente venezolano Nicolás Maduro parece estar preparando un plan de contingencia en caso de una derrota en las elecciones de este domingo. La noticia más reciente revela que la familia de Maduro habría abandonado el país, lo que sugiere una estrategia de escape en caso de que el régimen no consiga mantenerse en el poder.
El propio Maduro, después de votar esta mañana en Caracas, declaró a los medios que respetaría el resultado de las elecciones e instó a los demás candidatos a hacer lo mismo. Esta declaración contrasta con su comportamiento reciente y las preocupaciones de los analistas, quienes temen que Maduro no acepte una posible derrota y alegue fraude electoral.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y otros líderes regionales han instado a Maduro a aceptar los resultados de manera pacífica. Sin embargo, Jaime Bayly, escritor peruano y analista político, sostiene que la postura de Maduro podría no ser tan conciliatoria. Bayly sugiere que, en caso de un fraude declarado, Maduro podría enfrentarse a una situación similar a la de Hugo Chávez en 2002, donde tendría que elegir entre el exilio o la prisión.
“El dictador sabe que no es del todo viable, ni probable, que el país entero acepte un fraude a su favor. En caso de necesitar huir, Maduro ya tiene reservados tres aviones privados para él y su familia,” afirmó Bayly.
En el ámbito público, la figura de Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, ha cobrado gran relevancia. Considerada una de las mujeres más poderosas de Venezuela, Flores ha sido una pieza clave en el régimen chavista desde sus inicios, trabajando con Hugo Chávez en los años 90 y casándose con Maduro en 2013, poco después de la muerte de Chávez y la victoria electoral de Maduro.
Nicolás Maduro Guerra, el hijo de 34 años del presidente, también ha manifestado públicamente su disposición a aceptar los resultados electorales. Sin embargo, la incertidumbre sobre la estabilidad del régimen sigue siendo alta, con una creciente presión tanto interna como internacional.
A medida que se desarrolla el proceso electoral, la comunidad internacional observa con atención, mientras los venezolanos esperan que la jornada electoral transcurra de manera justa y transparente, en medio de la incertidumbre sobre el futuro político del país.
Con información de Valorasnalitik