La historia detrás de los 15 siglos sin Juegos Olímpicos: ¿Culpa del cristianismo?

Los Juegos Olímpicos, conocidos por su lema «Citius, Altius, Fortius – Communiter» (Más rápido, más alto, más fuerte – juntos), volverán a ser el centro de atención mundial el 26 de julio con la apertura de los XXXIII juegos en París. Este evento será histórico, ya que por primera vez en 128 años se logrará una participación igualitaria de hombres y mujeres, con un 50% de cada género entre los 10.500 atletas de 206 delegaciones que competirán en 45 disciplinas.

El origen de los Juegos Olímpicos se remonta a la Grecia clásica, alrededor del 776 a.C., en la ciudad de Olimpia. Durante casi 12 siglos, estos juegos fueron «el punto culminante del calendario griego antiguo», según el COI, y hasta las guerras se paralizaban para su celebración. Sin embargo, la historia de los Juegos Olímpicos incluye un largo período de suspensión de casi 15 siglos, a menudo atribuido al auge del cristianismo y las políticas del emperador romano Teodosio I. Pero, ¿qué llevó realmente a esta interrupción?

Los juegos se originaron como una serie de competencias en honor a los dioses griegos, donde los atletas competían en eventos como carreras de carros, lucha y lanzamiento de jabalina. Con la conquista de Grecia por Roma en el año 168 a.C., los Juegos Olímpicos se adaptaron a las nuevas costumbres romanas, incluyendo escenarios como el circo y el anfiteatro, y se celebraban en honor a diversos eventos, como los natalicios de los emperadores. Incluso el emperador Nerón compitió en estos juegos, mostrando la evolución del evento hacia una celebración más diversa pero también más politizada.

Se ha culpado a Teodosio I de prohibir los juegos debido a su edicto en el año 393 d.C., que proscribió la veneración de deidades paganas. Sin embargo, expertos como Marco Alviz Fernández han refutado esta idea, argumentando que no hay pruebas de que los juegos terminaran exactamente en esa fecha. De hecho, algunos juegos continuaron bajo patrocinio hasta principios del siglo V.

Además del aspecto religioso, factores económicos y sociales contribuyeron a la desaparición de los juegos. La pérdida de interés ciudadano, la desaparición de instituciones como la efebía y la falta de financiación, tanto pública como privada, hicieron que mantener los juegos fuese insostenible. Otros historiadores sugieren que podría haber sido el nieto de Teodosio I, Teodosio II, quien realmente ordenó la destrucción de los templos paganos, incluido el de Olimpia, marcando el final de las competiciones.

A pesar de este largo hiato, los Juegos Olímpicos resurgieron en la era moderna, gracias en parte al descubrimiento de las ruinas de Olimpia en el siglo XVIII, que inspiraron a figuras como Pierre de Coubertin a revivir esta antigua tradición.