Comerciantes acosados

Es apenas lógico manifestar que los comerciantes de Barranquilla y la ciudadanía en general, merecen una atención acorde con las necesidades, por parte de la fuerza pública, máxime que aquí no debemos estar comparándonos en este tópico con las demás ciudades de Colombia, sino concentrarnos en la problemática local y olvidarnos de las estadísticas del año pasado, que para este mismo mes registró tres o cuatro casos más y tener dicha ínfima disminución como base para afirmar que la situación ha mejorado.

Ese es el motivo de los reclamos de la ciudadanía, porque Barranquilla otrora fue una ciudad que se preciaba de segura y de un tiempo para acá tal creencia se ha venido desvaneciendo, hasta el punto de considerarse como una de las más abatidas por el flagelo de la extorsión, delito que tiene como víctimas a transportadores, comerciantes, grandes y pequeños y a la comunidad en general.

Es importante contar con planes de seguridad, estudios estructurados que respondan a soluciones definitivas y no coyunturales como la de desplazar de una calle a otra o de un barrio a otro a los delincuentes, es menester que se diseñen planes, que traigan la tranquilidad a la ciudadanía.

Una de las medidas que siempre hemos propuesto es la de concretar un aumento considerable del pie de fuerza policial, la organización de operativos conjuntos entre la Policía y el Ejército, los cuales se deben desarrollar en todo el perímetro urbano de Barranquilla.

Es tal la problemática de la inseguridad en Barranquilla y su área metropolitana, patentizada en gran parte en el flagelo de la extorsión,  que amerita continuar recalcando cada día sobre este tema; por eso consideramos como muy importante la enérgica reacción de los comerciantes y la  ciudadanía en general, en torno a los hechos delictivos ocurridos en los últimos días.

Aceptarlo de esa manera, equivale a darle la razón a la comunidad barranquillera en general, la que está resultando afectada por la ola de criminalidad que no disminuye sus índices, de ahí la necesidad que la Policía continúe comprometida para hacer sentir más segura la población.

Algunas medidas adicionales deben consistir no solo en reducir al mínimo posible los casos de extorsión, sino garantizar el derecho a la vida, la integridad personal y la libertad financiera, asistir a las víctimas y condenar a los extorsionistas.

Es necesario que se atiendan los sectores más afectados del centro comercial de Barranquilla y se ejerza un mejor control en todo el perímetro urbano de nuestra ciudad, con la instalación de puestos móviles durante las 24 horas del día.

Los pequeños comerciantes, como tenderos, propietarios de licoreras, misceláneas, ventas de fritos y hasta de minutos de celulares, se han visto obligados a cerrar sus negocios.

Incrementar los operativos y las disposiciones para contrarrestar ese aumento delictivo de la extorsión, ha de ser una prioridad si en verdad se pretende reducir dichos índices en esta época.

Es una gran verdad que los comerciantes de Barranquilla tienen derecho a recuperar su tranquilidad, para así volver a percibir a nuestra urbe como una ciudad segura; no se puede negar que se requieren soluciones integrales que aún no se ven con la contundencia que la situación exige, es necesario estar en alerta máxima y tomar las medidas pertinentes para proteger a los comerciantes.