La alegría y naturalidad de Miguel Ángel Palacio Coronado, conocido en las plataformas digitales como ‘Ohh Niño’, inundó la sala de redacción de Diario LA LIBERTAD en una reciente visita.
El joven que ha logrado consolidarse como uno los influencers más destacados tanto a nivel local como nacional, reveló detalles íntimos de su vida y pasión por la creación de contenido, así como su profundo compromiso con la labor social en su pueblo.
Originario de Zipacoa, Bolívar, el joven de 29 años y abogado de profesión, encontró en la representación de su infancia rural y las costumbres costeñas, especialmente las del departamento de Córdoba y Bolívar, la chispa que encendió su éxito viral en las redes sociales, alcanzando récords con videos que acumulan más de 275 millones de reproducciones.
“Son muchas las personas que al igual que yo tuvieron la maravillosa fortuna de crecer en una finca, con esas costumbres propias del campo, y eso es precisamente lo que ha hecho que las personas se sientan identificadas con mi contenido. Más que hacer reír, es buscar también la forma de contar un poco sobre cómo es la vida en esa zona, sus dichos, sus tradiciones”, dijo el influencer.
Sin embargo, más allá de este éxito en línea, ha dedicado su vida a una causa noble: la Fundación ‘Pueblo Somos Todos’. Fundada hace ocho años, esta organización tiene como objetivo principal satisfacer necesidades básicas de los niños en San Nicolás de Barí, Córdoba, una comunidad afectada por la pobreza extrema, especialmente en lo que respecta a la alimentación infantil.
Desde hace dos años, Miguel estableció un comedor comunitario, proporcionando alimentos a los niños más necesitados de manera regular.
La sostenibilidad de este proyecto social ha sido posible gracias a las generosas donaciones recibidas, que permiten al creador de contenido mantener su compromiso con los más vulnerables.
A través de sus plataformas sociales, también promueve campañas de concientización y recaudación de fondos, demostrando que su influencia va más allá del entretenimiento.
La motivación detrás de esta labor filantrópica tiene raíces profundas en su historia personal, pues tras la pérdida de su hermano hace siete años, quien era conocido por su espíritu caritativo, encontró una forma de honrar su memoria mediante acciones concretas para mejorar la vida de los demás.
“Ayudar le ha dado un mayor sentido a todo lo que hago, por eso me encuentro muy agradecido con todas las personas que me apoyan, porque de cierta forma también están haciendo esto posible”, sostuvo.
Con la determinación inquebrantable que siempre lo ha caracterizado, Miguel Palacio continúa expandiendo el alcance de su fundación, con la visión de establecer un modelo sólido de ayuda comunitaria en toda la región Caribe.