La muerte de Catalina Gutiérrez desata una ola de denuncias sobre maltrato en las residencias médicas.
La reciente tragedia de Catalina Gutiérrez, residente de la Universidad Javeriana fallecida el pasado fin de semana, ha intensificado las críticas hacia el sistema de formación médica en Colombia. A raíz de este suceso, emergen numerosas denuncias sobre acoso y maltrato que los jóvenes en formación enfrentan por parte de los docentes.
En una entrevista radial, Alejandra Acosta, representante de los estudiantes en la Asociación Nacional de Internos y Residentes (Anir), reveló que el problema de la violencia en la formación médica no se limita a los residentes, sino que es un problema sistémico que afecta a todas las profesiones de la salud. Según Acosta, estas prácticas abusivas comienzan desde los primeros semestres de la carrera.
“Estas dinámicas, especialmente en medicina, se vienen dando desde los primeros semestres. Entonces, desde el primer semestre y cuando uno llega a la inducción, algunos docentes promueven prácticas de violencia en los que mediante el miedo y el hostigamiento, se condiciona a los y las estudiantes a normalizar estas violencias”, explicó Acosta.
La doctora añadió que los métodos utilizados para “preparar” a los estudiantes para la dura realidad de la profesión incluyen comentarios despectivos, gritos y la normalización de prácticas abusivas. “Entonces se tiende a educar con el dicho de que la letra entra con sangre y hacen comentarios muy despectivos, recriminan cosas muy básicas como lo es ir al baño. Dicen que comer o dormir nos quita tiempo para estudiar y un constante denominador, son los gritos. Es un ambiente que nos pone a nosotros en riesgo”, subrayó.
Acosta también destacó que la jerarquía dentro del sistema médico, desde los residentes de primer año hasta los profesionales de mayor prestigio, complica la denuncia de estos abusos. “Esto mismo pasa en las facultades de medicina o de salud, los doctores son mal llamados ‘vacas sagradas’, es el término coloquial que utilizan”, indicó.
A pesar de que algunas universidades, como la Universidad Nacional, cuentan con sistemas de apoyo psicológico, Acosta enfatizó que estos mecanismos no son suficientes. La doctora advirtió que es necesario implementar protocolos de prevención y rutas de atención para casos de violencia de género y otros tipos de abusos. Agregó que en muchas instituciones faltan estos apoyos, lo que agrava la situación para quienes sufren maltrato.
El miedo a represalias sigue siendo un obstáculo importante que impide a muchos residentes denunciar abusos. Acosta destacó la importancia de garantizar la protección de quienes deciden alzar la voz contra estos abusos, para que el sistema de formación médica pueda ser más justo y humano.