La Procuraduría General de la Nación ha dictaminado una sanción disciplinaria contundente contra el alcalde de Cartagena, William Jorge Dau Chamatt, y el exdirector del Dadis, Álvaro José Fortich Rebollo, por irregularidades en la adquisición de pruebas rápidas para COVID-19 en 2020.
Esta decisión podría tener repercusiones significativas en el panorama político local, especialmente en vista de las aspiraciones futuras del alcalde.
La Procuraduría encontró a William Dau Chamatt responsable disciplinariamente por permitir la contratación con la empresa Ventas, Distribución y Marketing Ltda., la cual no tenía la capacidad técnica para suministrar las diez mil pruebas rápidas requeridas para el diagnóstico del COVID-19. Esta acción resultó en un incumplimiento significativo que afectó la capacidad de respuesta del distrito frente a la pandemia. Como consecuencia, Dau Chamatt ha sido destituido e inhabilitado para ejercer funciones públicas por un período de nueve años.
La decisión de la Procuraduría se basa en pruebas contundentes que no fueron refutadas durante el proceso disciplinario, destacando la responsabilidad del alcalde en la gestión y supervisión de los contratos públicos. Este fallo representa un golpe duro para la administración de Dau Chamatt y plantea serias dudas sobre sus futuras aspiraciones políticas, especialmente en lo que respecta a su eventual intento de reelección como alcalde de Cartagena.
La comunidad y la clase política local han reaccionado con sorpresa y preocupación ante la decisión de la Procuraduría, que deja al liderazgo de Cartagena en una situación de incertidumbre. La destitución de Dau Chamatt podría tener implicaciones significativas en la estabilidad política y administrativa del municipio en los próximos años, especialmente en medio del contexto electoral.
Con esta decisión, la Procuraduría no solo busca garantizar la transparencia en la gestión pública sino también enviar un mensaje claro sobre la responsabilidad y la rendición de cuentas de los funcionarios electos. El futuro político de William Dau Chamatt ahora queda en entredicho, mientras Cartagena enfrenta nuevos retos para restaurar la confianza pública en sus líderes y en la gestión administrativa.