La instalación del Congreso de la República el pasado sábado 20 de Julio, por el Presidente Gustavo Petro y la elección de integrantes de las mesas directivas, marca el comienzo de una nueva legislatura, sobre la cual existen grandes expectativas en torno a las iniciativas que propondrá el Gobierno y los propios congresistas.
Al iniciarse un nuevo periodo de sesiones ordinarias del legislativo, comienza, entre otros, el debate sobre las finanzas públicas y una nueva reforma tributaria, en cabal cumplimiento de las normas constitucionales, así como las reformas a la salud, la agraria y la educación. Habrá que esperar para saber qué tanta claridad existirá al respecto y qué tan conscientes son los componentes de las cámaras legislativas sobre la situación fiscal del país a partir de 2025.
Para comenzar, no podemos desconocer los esfuerzos que tendrán que afrontar, para adelantar un riguroso plan de ajuste, orientado a reducir el déficit fiscal de lo cual se ha venido hablando desde tiempo atrás.
Los congresistas deberán estar dispuestos a profundizar en tales asuntos, por cierto de no muy fácil comprensión y obviamente han de abordar el examen del gasto público y establecer si en verdad este tendrá los límites debidos, con base en la reforma al estatuto orgánico del presupuesto, sometida también a consideración por el Gobierno nacional.
Es necesario que se examinen con sumo cuidado, los gastos de funcionamiento e inversión, de manera que aquellos se reduzcan al mínimo, dentro del anunciado proceso de modernización del Estado, mientras estos habrán de incrementarse en lo posible, con la mirada puesta en los grandes retos que nos esperan.
Tendrán que estar atentos en particular, frente al gasto social, con el incremento de la pobreza como telón de fondo, sobre lo relacionado con el gasto militar, aumentado de manera sustancial en el curso del pasado mandato, con la pérdida de dineros del Estado por obra y gracia de la corrupción; son temas obligados, sobre los que debe haber absoluta claridad.
Sin duda, tendrán que seguir estudiando el ajuste fiscal; de ahí que sea urgente el trámite de las llamadas reformas estructurales, como el caso de las transferencias, para enfrentar las inflexibilidades presupuestales entre las cuales se incluyen las pensiones.
No creemos que la financiación del déficit deba hacerse con más endeudamiento o con más impuestos, que es lo acostumbrado últimamente.
Será el Congreso el llamado a recoger propuestas tales como las relativas a no permitir el crecimiento del gasto en el próximo presupuesto general por encima del crecimiento proyectado de la economía, o la disminución de la deuda con la destinación de los recursos del Fondo Nacional de Regalías, con reglas claras de distribución, para financiar la competencia que las entidades territoriales tienen con la red secundaria y terciaria en cuanto a vías de comunicación, como es el caso de los departamentos que conforman la región Caribe.
Sería importante saber de parte del Congreso qué resultados tendrán para el futuro las campañas tendientes a depurar la actividad política en Colombia, qué se está haciendo por fortalecer la democracia, cómo va la lucha contra el contrabando, cual es el balance de la batalla contra ese terrible flagelo de la corrupción, qué se les ocurre para enfrentar el problema de la desnutrición infantil en Colombia, qué hay del control político que deberá ejercer el Congreso.
Lo que los colombianos esperan de la legislatura que se inicia, son resultados positivos respecto a sus necesidades y sus anhelos prioritarios.
Nuestro deseo en LA LIBERTAD y el de la ciudadanía en general, es que ejerzan a cabalidad sus funciones, con la autonomía que les compete y la seriedad que exigen las críticas circunstancias actuales.
Honorables Senadores y Representantes, ustedes tienen la palabra.